
Baz Luhrmann
60 añosQue empiece el espectáculo
El cine intimista no es lo suyo. Baz Luhrmann tiende a convertir cualquier historia en un superespectáculo épico y apabullante. Ha hecho realidad aquello de "vino viejo en odres nuevos", pues ha triunfado modernizando relatos de corte muy clásico.
Nacido el 17 de septiembre de 1962, en Sidney (Australia), Mark Anthony Luhrmann es hijo de una bailarina de salón y un granjero que se reconvirtió en propietario de un cine, donde el futuro cineasta descubrió su pasión por las películas. Desde muy pequeño le apodaron Baz por su gran parecido a un personaje televisivo al que también llamaban así, el zorro rojo Basil Brush, una marioneta de un programa británico que triunfó en la década de los 60.
Cuando estudiaba en el colegio católico San Pablo de Sidney, descubrió que quería ser actor tras participar en un montaje escolar de "Enrique IV", la obra de William Shakespeare. Decidió acudir a las pruebas de selección del Instituto Nacional de Arte Dramático, y aunque no le aceptaron la primera vez, volvió a presentarse con más suerte.
Cuando terminó sus estudios de interpretación probó fortuna en el mundo del cine, pero sólo consiguió un par de papeles secundarios en producciones locales de medio pelo. Finalmente interpretó a un personaje recurrente de la serie A Country Practice, pero tras rodar seis episodios se dio cuenta de que le iba a costar ganarse la vida como intérprete.
Decidió reciclarse como escritor y director teatral. Llevó a los escenarios varios textos, entre ellos un musical de su propia cosecha, El amor está en el aire (1992), en torno a un profesional del baile que forma pareja con una novata. Cosechó un enorme éxito, al igual que la posterior adaptación al cine, que supuso el debut como realizador de cine de Baz Luhrmann, y que a pesar de estar protagonizada por actores australianos poco conocidos tuvo proyección internacional. El guión estaba firmado por él mismo junto a Craig Pearce, que se convertiría en su colaborador habitual en este campo.
En la cinta, el cineasta demostraba una enorme imaginación visual para los números musicales, lo que le valió un contrato de Hollywood para dirigir Romeo y Julieta, de William Shakespeare, con dos estrellas en alza, Claire Danes, y Leonardo DiCaprio, que ese mismo año rodó Titanic. Aunque respetaba al máximo el texto original del bardo inglés, la acción se desarrollaba en una ciudad de corte futurista, lo que daba pie a potentes imágenes. DiCaprio ganó el Oso de Plata al mejor actor en Berlín, donde el film también se hizo con el premio Alfred Bauer a la innovación. Le quitó los BAFTA al diseño de producción, dirección y música nada menos que a la citada Titanic (el film también se hizo con el BAFTA al guión adaptado).
Tras el buen recibimiento del film, Luhrmann dispuso de grandes medios para su proyecto más ambicioso, Moulin Rouge, musical de argumento sencillo, basado libremente en "La Traviata" y la novela "La dama de las camelias", que tenía como protagonistas a Ewan McGregor y Nicole Kidman. Acertaba al encajar en el argumento grandes clásicos del rock pop como "Like a Virgin", de Madonna, "The Show Must Go On", de Queen y hasta "Smells Like Teen Spirit", de Nirvana. Con esto y la vistosa puesta en escena del siempre excesivo Luhrmann, logró llegar al gran público en una época en la que el musical estaba considerado como una reliquia pasada de moda.
El realizador se casó en 1997 con Catherine Martin, diseñadora de producción a la que conoció en su época teatral, y que se ha encargado de este área en todas sus películas. "Somos dos personas, pero a la vez funcionamos como un todo. Es mi alma gemela, y la otra parte de mí. Nos complementamos mucho. Todas mis ideas, y todo lo que invento se lo cuento a ella antes que a nadie, por lo que puedo decir que es mi primer público. Por lo tanto, creo que Catherine es un factor clave en las películas que dirijo", ha explicado el realizador. En 2003 tuvieron una hija, Lillian, y en 2005, un hijo, William Alexander.
Tras sus obras iniciales, que forman la llamada "Trilogía del telón rojo", Luhrmann decidió recuperar la estela del cine clásico de corte épico en Australia, cuyo título ya dejaba claro que iba a ser un claro homenaje a su país. De hecho, compuso el reparto a base de compatriotas: Nicole Kidman (de nuevo), Hugh Jackman, Bryan Brown, etc. "Estuvimos viviendo en París durante un tiempo con nuestros dos hijos. Nos dimos cuenta de que, desde que habían nacido, los niños nos acompañaban continuamente en nuestros viajes, rodajes y demás, pero que apenas han estado en su país. ¿De dónde sentirán ellos que son? ¿Se sentirán desarraigados? Empecé a pensar en una película sobre Australia", me comentó Luhrmann en la rueda de prensa para presentar el film en España. "También recordé aquellas películas que veía de pequeño, grandes producciones que contaban historias románticas en medio de acontecimientos históricos. Catherine y yo queríamos que nuestra película no fuera el equivalente en cine a un restaurante de comida rápida. Tenía que ser un gran banquete... Al final, la película tenía que ser necesariamente muy lujosa y grande". Pero esta vez las apabullantes imágenes del realizador no logran ocultar la flaqueza del guión, y la acartonada interpretación de la antaño expresiva Kidman.
A pesar de las desiguales críticas recibidas, ha continuado con sus planteamientos pretenciosos en su siguiente trabajo, una quinta adaptación al cine de El gran Gatsby, de Baz Luhrmann, la magistral novela de Francis Scott Fitzgerald, a pesar de la buena consideración crítica que tiene la filmada en 1974 por Jack Clayton, con guión del mismísimo Francis Ford Coppola, y Robert Redford como protagonista. El australiano sustituyó a este último por un recuperado DiCaprio, al que ha acompañado con actores de renombre y solvencia probada: Carey Mulligan (Daisy), Joel Edgerton (Tom Buchanan) y Tobey Maguire (Nick Carraway). No faltan sus apabullantes decorados, que provocaron que se disparara el presupuesto y que el estreno se retrasara hasta mayo, perdiéndose la temporada alta de premios. También utiliza una banda sonora a base de pop rock, aunque la acción se desarrolle en los años 20, lo que le ha granjeado diversas críticas.