
Jerzy Skolimowski
85 añosPremios: 2 Festival de Cannes (más 4 premios) Ver más
Una mirada diferente
Gran director polaco, su atractiva carrera fílmica sufrió un duro golpe cuando tuvo que partir para el exilio. Artista de gran creatividad, acostumbrado a plasmar su cosmovisión en la pantalla, tuvo que habituarse a los modos de hacer el cine en Occidente.
Jerzy Skolimowski nació en Lódz, Polonia, el 5 de mayo de 1938. Es decir, la Segunda Guerra Mundial le alcanzó siendo un niño. Por ello su cine no se encuadra, ni entre los directores oficialistas surgidos tras el final del conflicto, ni en la Escuela Polaca que aborda el tema de la guerra. Para cineastas como él se acuñó la denominación de “El tercer cine polaco”, que aglutinaba a cineastas jóvenes que se habían formado en el contexto de la posguerra. Además de sus intereses cinematográficos, el autor ha explorado otras formas de expresión artística, en poemas y cuadros.
La madre del cineasta era arquitecto, lo que seguramente influyó en el sentido espacial de sus películas, y en el cuidado de la escenografía; y cuando la nombraron agregada cultural en Praga, Checoslovaquia, Jerzy coincidión en las aulas con Milos Forman. Su padre, miembro de la resistencia polaca durante la guerra, fue ejecutado por los nazis. Skolimowski se licenció en etnografía en la Universidad de Varsovia en 1959, y en cine en la Escuela de Lódz en 1963. Le había apadrinado Andrzej Wajda -con quien colaboró en el libreto de Brujos inocentes (1960), además de actuar en el film-, y en las aulas conoció a Roman Polanski, para quien escribiría el guión de El cuchillo en el agua (1962). Boxeador 'amateur', su mediometraje de estudiante Boks (1961) le dio un premio en un festival de cine deportivo en Budapest.
El principal interés temático de Skolimowski es la mirada a su generación, donde afronta con elementos autobiográficos las acusaciones de cinismo e indolencia que soporta la juventud. El director no niega el problema en su primer largo Señas de identificación: ninguna (1964), donde él mismo da vida al desencantado protagonista, pero sutilmente apunta a las autoridades comunistas como responsables de la situación, algo que acabaría acarreándole problemas; destaca en el film la habilidad de Skolimowski para aprovechar un rodaje largo en el tiempo y a trompicones, cuando era estudiante, usando los trabajos de clase, para dar al conjunto una notable cohesión. Seguirá mirando a los jóvenes en Walkover (1965), La barrera (1966) y La partida (1967) -Oso de Oro en Berlín-, con un increíble poderío visual, también en el diseño de los decorados, en la planificación y movimientos de cámara, y en el mismo deambular de los personajes. Hay influencias expresionistas en su cine, y también cierto humor del absurdo muy personal. Skolimowski atrapa el desconcierto juvenil de un modo subyugante, que empuja a preguntarse cómo se ha podido llegar a tal situación. Sus tramas son concebidas a modo de viajes existenciales de los personajes, que deben buscar y encontrarse a sí mismos. Por ello las comparaciones del cineasta con Jean-Luc Godard, y la consideración de una especie de “nueva ola polaca” en Skolimowski no suponen un punto de vista disparatado.
Tras Arriba las manos (1967), una película satírica que sufre los avatares de la censura, Skolimowski decide emprender una andadura internacional que le dé más libertad, y llegará a residir en Italia, Gran Bretaña y Estados Unidos. El film le produjo extraños sentimientos: “Siento aversión por él, ya que arruinó mi vida”, dijo. “Si no fuera por Arriba las manos, probablemente seguiría siendo un artista de la Nueva Ola. La necesidad me forzó a salirme de ese camino.”
En Las aventuras de Gerard (1970), adapta un relato de Arthur Conan Doyle. Aunque tome nuevos derroteros estilísticos y sea más deprimente y amarga, Deep End (1970) aborda otra vez el tema de la juventud desencantada, aquí en forma de adolescente que trabaja en unos baños, atraído sexualmente por una compañera. Con Trabajo clandestino (1982), protagonizada por Jeremy Irons, será premiado Skolimowski por su guión en Cannes; la película sigue a unos trabajadores polacos ilegales en Gran Bretaña, en la época en que se ha declarado la ley marcial, lo que prueba el interés con que el cineasta seguía el devenir histórico de Polonia. El buque-faro (1986) es un film claustrofóbico rodado en interiores, muy singular, y con una gran pareja de actores, Robert Duvall y Klaus Maria Brandauer.
Los trabajos del director empiezan a espaciarse, y El año de las lluvias torrenciales (1989), según la novela de Ivan Turgenev, no tiene la acogida apetecida. Ni él mismo queda satisfecho en 1993 con Ferdydurke, sobre un treintañero que vuelve a vivir de modo misterioso su adolescencia, una temática muy suya. Después de una larga etapa de silencio, dedicado a la pintura o a hacer apariciones esporádicas como actor en títulos como Promesas del Este, ha vuelto a dirigir en Polonia un film, Cuatro noches con Anna (2008), la historia de un “voyeur”, donde asoman de nuevo temas como la soledad, la angustia, la búsqueda del amor en la eterna adolescencia.
Premios
Ganador de 1 premio
- Premio del Jurado EO
Ganador de 1 premio
- Guión original Trabajo clandestino
Ganador de 1 premio
- Premio Especial del Jurado Essential Killing
Ganador de 1 premio
- Premio Especial del Jurado El buque-faro
Ganador de 1 premio
- Oso de Oro La partida