
Natalie Wood
43 años ()Premios: 0 Oscar (más 3 nominaciones) Ver más
Esplendor en la pantalla
Uno tendía a pensar que los mitómanos exageraban al confesar enamorarse de mujeres irreales, proyectadas en una pantalla, hasta descubrir los ojazos de Natalie Wood. Por ella, cualquiera atravesaría parajes desérticos del Oeste, y se enfrentaría a los indios como Wayne, en Centauros del desierto.
Antes de nacer, la leyenda afirma que una gitana se acercó a su madre, una bailarina rusa, y le predijo que tendría una hija que enamoraría al mundo entero, pero que tuviera cuidado con las aguas oscuras. Y así fue. Ésta es la historia de Natalie Wood.
Tras establecerse en Estados Unidos, el padre de la artista, Nicolai Zacharenko cambió su nombre por Nicholas Gurdin, que sonaba más anglosajón. Su hija Natasha Nicolaevna, verdadero nombre de Natalie, nació el 20 de julio de 1938, en San Francisco (California). Fascinada por Hollywood, María Kuleff, la madre de la pequeña, se empecinó en que su hija fuera actriz. La primera etapa de la “operación triunfo” se inició cuando la familia vivía en Santa Rosa, donde desembarcó el director Irving Pichel para rodar Happy Land. Animada por su madre, y sentada en las rodillas del cineasta, la niña le cantó una canción. Éste sucumbió al encanto de la pequeña, y la hizo aparecer brevemente en la cinta. Dos años después la llamó para un papel más extenso en Mañana es vivir.
Ofuscada porque su niña se convirtiera en superestrella, la ambiciosa señora Gurdin no dudaba en bordear la explotación infantil. Primero, sometió a su hija a una incesante serie de rodajes, y firmó un contrato en 1947 con Fox. Además empleaba trucos sucios para que su hija resultara convincente en la pantalla. ¿Que la pequeña tenía dificultades para llorar? Ningún problema. La maquiavélica mujer cogía una mariposa y arrancaba sus alas delante de la niña, que irrumpía en llanto. Tanto afán de éxito fructificó en interpretaciones inolvidables, como la de aquella niña que no creía en Santa Claus en De ilusión también se vive, o la hija de una viuda en El fantasma y la Sra. Muir.
A diferencia de otras estrellas prematuras, Natalie no se arrepintió de sus primeros años ante las cámaras. “Es un tópico que la gente se apiade de mí por haber sido una estrella infantil”, explicó en una ocasión. Aunque los niños prodigios suelen retirarse del cine al pegar el estirón, y eso que Mickey Rooney y Joselito no lo pegaron nunca, Natalie seguía resultando fotogénica y creíble ante la cámara. Pero en la adolescencia se rebeló contra su despótica madre. La discusión se saldó con empate, y Natalie consiguió que su madre la permitiera salir con chicos, a cambio de aparecer en la serie The Pride of the Family.
James Dean, que había trabajado con ella en televisión, la recomendó para Rebelde sin causa; luego John Ford la convirtió en adolescente secuestrada por los indios en Centauros del desierto, y Elia Kazan en joven humilde, que ve cómo el tiempo pone a prueba su amor en Esplendor en la hierba. Ese mismo año, 1961, arrasó en las taquillas con el musical West Side Story.
Parecía que Natalie Wood había encontrado al hombre de su vida cuando se casó con el actor Robert Wagner, en 1957. Y aunque se divorciaron, Natalie recapacitó, y como en las películas volvieron a unirse en 1972. A finales de los 60, Natalie Wood siguió cosechando éxitos como Propiedad condenada. Pero las “aguas oscuras” señaladas por la gitana aparecerían, y la actriz apareció ahogada en Isla Catalina, en el Pacífico, el 29 de noviembre de 1981, tras una noche de alcohol y discusiones conyugales.
Premios
Nominado a 1 premio
- Actriz principal Amores con un extraño
Nominado a 1 premio
- Actriz principal Esplendor en la hierba
Nominado a 1 premio
- Actriz de reparto Rebelde sin causa