
Keir Dullea
87 añosSangre fría
En la memoria del cinéfilo Keir Dullea será siempre el astronauta Dave Bowman enfrentado a la rebelde y autoconsciente computadora HAL 9000, que rehúsa ser desconectada por su comportamiento errático en “2001, una odisea del espacio”.
Sin embargo este actor alto y delgado, y de ojos claros, tiene a sus espaldas una trayectoria actoral larga y constante, su presencia es poderosa aunque nunca haya descollado tanto como en la gloriosa década de los 60. Entre los personajes que ha encarnado, destacan los psicológicamente complejos, siempre son tipo con problemas emocionales y sometidos a presión, pero que mantienen, hasta cierto punto, la sangre fría.
Keir Dullea nació en 1936 en Cleveland, Ohio, donde sus padres ejercían de libreros. Por ello no deja de tener su ironía que uno de sus últimos papeles fílmicos sea en la versión de HBO de Fahrenheit 451, basada en la novela de Ray Bradbury en que en un futuro distópico, los bomberos se dedican a arrojar los “peligrosos” libros a las llamas, está prohibido leer y resulta más beneficioso, piensan las autoridades, tener a la población pegada a sus pantallas como auténticos zombies.
Pero no adelentemos acontecimientos. Mucho antes de eso, Dullea se crió en el Greenwich Village neoyorquino, y tras cursar estudios juveniles en Pensilvania, pensó que lo suyo era el teatro, de modo que tras participar en obras veraniegas de aficionados, tomó clases en la prestigiosa escuela Neighborhood Playhouse de la Gran Manzana. Se sucederían entonces algunas obras en los escenarios, y también alguna esporádica intervención en distintos shows televisivos.
Su debut en el cine llegó a las órdenes de Irvin Kershner, el futuro director de El imperio contraataca. En Refugio de criminales (1961), que seguía la labor pastoral de un jesuita que ayuda a la reinserción a jóvenes criminales, él era una de estas ovejas perdidas. Causó impresión su trabajo, porque al año siguiente estuvo en Elisa (1962), sensible historia de amor entre dos jóvenes con problemas mentales, él no puede soportar que nadie le toque; la película tuvo dos nominaciones a los Oscar, a la dirección de Frank Perry y al guión de su esposa Eleanor Perry, y él fue reconocido con un Globo de Oro como promesa juvenil, tenía entonces 25 años. A partir de ese momento se reclama con asiduidad su presencia en obras de teatro y episodios de series televisivas.
En cine, en su principal década actoral, la de los 60, se suceden películas variadas, aunque nunca será alguien que tiene detrás a una panda de mitómanos. Además en ese período dos matrimonios terminan en divorcio, Dullea no acaba de encontrar la estabilidad. Están en 1964 el western con toque cómico Esposa por catálogo, y la cinta bélica que adapta a James Jones El ataque duró siete días. Y trabaja con un director de prestigio, Otto Preminger, en el thriller El rapto de Bunny Lake (1965), aunque no quedó muy satisfecho con la experiencia, de hecho la compararía, y el saldo estaba a favor del siempre tachado de exasperante perfeccionista Stanley Kubrick, con la mucho más gratificante de 2001, una odisea del espacio (1968). Incluso desveló que una idea del tramo final, cuando su personaje se ve a sí mismo cada vez más anciano, la caída de su vaso cuando está comiendo, la sugirió él, y fue aceptada por el director, que sabía escuchar, según el actor, y luego hacía caso o no.
Dullea siempre ha insistido acerca de que en esa ocasión había trabajado con un genio, aparte de que es bien consciente de que su papel del astronauta Dave Bowman, estupefacto ante la rebelión de HAL 9000 -“Lo siento, Dave, esta conversación no tiene ningún objeto…”- es el más recordado de su trayectoria. Aunque retomaría al personaje quince años después en 2010: Odisea dos (Peter Hyams, 1984), fue una pálida secuela, que no resistía la comparación con el original, a pesar de estuviera involucrado de nuevo el escritor Arthur C. Clarke. Más interesante, por esa época y para televisión, sería la adaptación de Un mundo feliz (1980), según la novela de Aldous Huxley.
En los 70, su carrera no toma la fuerza que cabría esperar. A cambio encontrará al fin la felicidad de un hogar. En 1972 se casa con Suzanne Fuller, que aporta dos hijas de un matrimonio anterior, Keir no tendrá hijos propios. Estarán juntos hasta la muerte de ella en 1998, y aún se casará al año siguiente con su actual mujer, Mia Dillon. Su presencia como marqués de Sade en De Sade (1969) no impedía que fuera un film endeble que sólo jugaba e “epatar”. Resulta difícil entender lo que guía sus elecciones actorales en esa época, donde compatibiliza el teatro y el cine, con una marcha a Canadá que le permite hacer la curiosa Paperback Hero (1973), sobre un jugador de hockey en un pueblecito que se comporta como si fuera su sheriff. En Reino Unido hace Juntos hasta la muerte (1974), donde Lewis Gilbert acometía la secuela de su propio film Algo más que amigos (1971). Y es decididamente bizarra y casi cinta de culto la suerte de predecesor de Halloween en que consiste Navidades negras (1974), donde le acompaña Olivia Hussey. Siguiendo con el terror, estaría junto a Mia Farrow en Escalofrío (1977), una de las primeras películas dirigidas por el británico Richard Loncraine.
Aunque gran profesional y trabajador nato, no deja de actuar donde toque, los 90 no es exactamente un período de gloria. Con el nuevo milenio Robert De Niro le da un pequeño papel en El buen pastor (2006). Los 50 años de 2001 le brindan la oportunidad de poner voz a la versión animada de Kubrick en la recreación de una entrevista, el meollo del breve documental 2001 Destellos en la oscuridad (2018). Mientras que el singular cineasta polaco Lech Majewski le ha dado un papel en Valley of the Gods, cinta de resonancias míticas que promete envoltorio visual deslumbrante.