
Lluís Homar
65 añosPremios: 1 Goya Ver más
Un actor imponente
No he encontrado en ningún sitio el dato de su altura, pero lo que está claro es que Lluís Homar es un actor de poderosa presencia. Su magnetismo lo cultivó primero en teatro, para luego desbordarse en televisión y cine.
Lluís Homar i Toboso nació el 20 de abril de 1957 en Barcelona, España. Estudió en la Universidad Autónoma de Barcelona, aunque ya antes había mostrado interés por el mundo de la interpretación, participando en numerosos montajes teatrales. El gusanillo le vino del programa Estudio 1 de Televisión Española, que le encantaba, y de un grupo de aficionados de su barrio. En 1974 le dirigió Ángel Carmona en “Otelo”, y al año siguiente se integró en el grupo Teatro Escorpio, donde intervino en el montaje de dos obras.
En busca con otros amigos de un mayor control de lo que hacía y de una mayor profesionalización, en 1976 cofundó la Sociedad Cooperativa del Teatre Lliure de Barcelona, donde ha trabajado durante años en numerosas obras; era la época de la transición, y Homar y sus socios crearon un modelo válido para desarrollar su talento en las tablas. Su compromiso con la cooperativa era tal que entre 1992 y 1998 fue su director artístico. Shakespeare, Chejov, Bernhard... son muchos los autores visitados en su dilatada carrera en las tablas, clásicos y contemporáneos. Lo cierto es que el porte y la voz del actor catalán imponen, parece estar hecho para llenar las salas con su poderoso físico. De su amor al teatro dan idea sus declaraciones en el suplemento del diario El Mundo Metrópoli en 2006: “Dependiendo del prisma con que miremos, el teatro puede ser una cosa fuera de lugar, pero los que lo hacemos pensamos que es un bien incuestionable. Si lo comparamos con el cine o la televisión, es algo casi heroico.” En cualquier caso, no hará ascos ni a la gran pantalla ni a la pequeña, y afirma que en estos terrenos debe mucho a la formación recibida de Carlos Gandolfo en Buenos Aires y de Uta Hagen en Nueva York.
Durante años, Homar se dejará ver en la televisión catalana, en series y montajes teatrales. También aparece en películas de paisanos suyos, como La plaza del diamante (1982), de Francesc Betriu, pero son presencias ofrecidas con cuentagotas, como la que tiene en 1989 en El niño de la luna, de Agustí Villaronga.
En la década de los 90, se diría que algunos directores veteranos han descubierto a Homar, y le ofrecen papeles en sus películas, aunque no sean superlucidos. Ahí están Pilar Miró –El pájaro de la felicidad (1993)–, Mario Camus –Después del sueño (1994), Adosados (1996), La ciudad de los prodigios (1999)–, además de Vicente Aranda –Si te dicen que caí (1989)– y Ventura Pons –El porqué de las cosas (1995), Morir (o no) (2000)–. En 2002 funde cine y teatro con Valentín, de José Luis Iborra, que sigue a una compañía teatral que monta “Otelo” de Shakespeare.
Está claro que con el nuevo milenio, Homar se prodiga más en cine. En 2004 hace con Pedro Almodóvar un papel de cura pederesta La mala educación, y en 2006 luce su porte majestuoso como Papa Alejandro VI en Los Borgia, de Antonio Hernández. Cultiva todo tipo de géneros: comedia –Reinas (2005), drama íntimo –Obaba (2006)–, thriller –La habitación de Fermat (2007)–. Almodóvar vuelve a contar con él en 2009 para Los abrazos rotos, donde es un director de cine que se queda ciego, alter ego del manchego.
En televisión ha hecho recientemente 23-F: El día más difícil del rey (2009), papel regio, e Hispania (2010), donde es el general romano villano de la función. Lo que no le ha impedido seguir en el cine frente a Belén Rueda en Los ojos de Julia (2010), o participar en la nostálgica Héroes (2010), o en otro homenaje a los cómicos, Pájaros de papel (2010). Homar está casado y tiene dos hijos de 9 y 6 años.