
Omero Antonutti
84 años ()Padre padrone
Protagonizó emblemáticas películas de los hermanos Taviani en su país, Italia, y después hizo carrera en España. Omero Antonutti ha fallecido a los 84 años en un hospital de su localidad natal, Udine (Friuli-Venecia Julia), como consecuencia del tumor que sufría desde hace tiempo.
Nacido el 3 de agosto de 1935, se convirtió en perito industrial en una empresa de astilleros, donde aspiraba a trabajar durante toda su vida. Pero tenía complejo de inferioridad, porque en su pueblo natal sólo se hablaba dialecto, por lo que su italiano no era tan perfecto como el de la clase alta. Pensó que mejoraría el idioma si actuaba en el teatro, y acabó tan fascinado por la interpretación que al final se convirtió en profesional. Ya cumplidos los veintisiete años, se matriculó en la Academia de Arte Dramático de Trieste, y consiguió trabajar con los mejores directores escénicos italianos del momento, como Luca Ronconi o Luigi Squarzina.
En cine, apareció brevemente interpretando a un oficial del ejército en la comedia Los placeres de la noche, protagonizada por dos grandes del cine de su país, Vittorio Gassman y Gina Lollobrigida, y fue un militante comunista en Año uno, de Roberto Rossellini. Se consagró interpretando a un rígido progenitor, que obliga a su hijo a dejar la escuela para trabajar como pastor, en Padre Padrone, uno de los grandes títulos del cine italiano. Sus responsables, los hermanos Taviani, volvieron a contar con él para La noche de San Lorenzo, Good Morning Babilonia y Kaos, donde fue Luigi Pirandello.
El cine español le reclamó para interpretar a un empresario asesinado en atentado terrorista, en La verdad sobre el caso Savolta, de Antonio Drove. Pero se le recuerda sobre todo como el médico y zahorí Agustín Arenas, que despierta fascinación en su hija pequeña, una jovencísima Icíar Bollaín, en El sur, de Víctor Erice. Además, estuvo a las órdenes de Javier Rebollo en Golfo de Vizcaya, Carlos Saura, en El dorado, donde fue el conquistador Lope de Aguirre, Gracia Querejeta en Una estación de paso, y Pedro Olea en El maestro de esgrima. "Era un hombre tierno, encantador, simpático”, recuerda este último realizador. “Se portó genial en el rodaje y puso tanta entrega en las escenas de esgrima que no quería que saliera su doble, un tirador profesional. En una escena, Assumpta Serna casi le saca un ojo”.
En Italia se le recuerda como un prolífico actor de doblaje, y porque fue el narrador en la versión original de La vida es bella. En sus últimos años se prodigó en producciones europeas irregulares, y en series, sobre todo italianas. Deja pendiente de estreno Hammamet, de Gianni Amelio, biopic del político italiano Bettino Craxi, donde actúa como secundario. Fue bastante discreto con respecto a su vida privada