
Raoul Walsh
93 años ()El cine en sus buenas manos
Fue uno de los más grandes. Raoul Walsh dirigió un centenar de títulos, con una media de calidad impresionante. Aunque se movía como pez en el agua en cualquier género, lo cierto es que destacó en el cine de aventuras y el western, terreno que conocía de primera mano porque había llegado a ser cowboy. Supo siempre dar al público lo que le gustaba.
Su padre, el irlandés Thomas Walsh, se fugó con tres de sus hermanos de la cárcel en la que cumplían prisión por actividades subversivas contra el gobierno británico. Emigraron los cuatro a Nueva York donde el 11 de marzo de 1887 nació Albert Edward Walsh, nombre verdadero del futuro cineasta.
De pequeño le chiflaban las novelas de aventuras, sobre todo si estaban ambientadas en paisajes exóticos. Antes de acabar el colegio se embarcó en una nave que partía hacia Cuba. Desempeñó diversos oficios, como domador de caballos en México o vaquero junto a la frontera con Texas. También trabajó en un circo. Pero su hermano, George Walsh (Mi chica y yo) iniciaba su carrera como actor de cine, y le propuso que se fuera con él para probar fortuna también en el mundo de la actuación.
Así, el joven Raoul Walsh se estrenó en el cine interpretando a un conductor de la mafia en The Detective's Stratagem, de 1913. Durante los dos años siguientes se prodigó en personajes secundarios, hasta que el gran David W. Griffith le reclutó como ayudante de dirección para la legendaria cinta El nacimiento de una nación, donde Walsh también interpretaba a John Wilkes Booth, el hombre que disparó contra el presidente Lincoln.
Raoul Walsh contrajo matrimonio en 1916, con Miriam Cooper, actriz habitual de Griffith en títulos como Intolerancia, con la que adoptó a dos hijos, antes de divorciarse diez años más tarde. Posteriormente estaría unido a Lorraine Miller y Mary Simpson, ajenas al mundo del cine.
Debutó como director en 1913 con The Pseudo Prodigal, y posteriormente rodó con William Christy Cabanne The Life of General Villa, para la que llegó a ir a México para filmar material del propio Pancho Villa. Uno de sus éxitos primerizos fue el drama Perdida y encontrada. Durante la época del cine mudo, Raoul Walsh ya destacaba en el terreno del cine de aventuras con títulos como El mosquetero de Nueva York. Su mentor, Griffith, le contrató para la productora que había cocreado, United Artist, donde Walsh dirigió a Douglas Fairbanks en El ladrón de Bagdad (1924). Aunque tuvo que rodarla en poco tiempo por razones comerciales, Walsh demostró su habilidad para rodar un film con ritmo dinámico y mucha acción en grandes decorados.
Su primer film sonoro fue El mundo al revés, comedia musical con Victor McLaglen. Fue también el responsable de uno de los títulos más renovadores de la época, En el viejo Arizona, primer western sonoro, que usaba la nueva técnica en exteriores. Por desgracia, mientras conducía por California, en busca de localizaciones, una liebre se cruzó en su camino, y el cineasta sufrió un aparatoso accidente. Como consecuencia del mismo perdió el ojo derecho, por lo que a partir de ese momento siempre aparecía en público con un parche. El film tuvo que terminarlo Irving Cummings.
Regresó al cine con la superproducción de Fox La gran jornada, en la que unos pioneros viajan en caravana hacia el oeste. Le ofreció su primer papel protagonista a un joven entonces totalmente desconocido, un tal Marion Morrison. Pero su nombre no acababa de gustarle, así que se le ocurrió cambiárselo por John Wayne, con el que el intérprete haría historia.
Raoul Walsh fue también uno de los 36 profesionales de la pantalla que en 1927 fundaron la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, junto con colegas como Cecil B. DeMile, actores como Harold Lloyd y Mary Pickford, y productores como Jack Warner e Irving Thalberg.
Se adentró en el cine de gángsteres con El arrabal, aunque pronto repetiría en la temática con Los violentos años 20, protagonizada por uno de los puntales del género, James Cagney, y el entonces prometedor Humphrey Bogart. Walsh volvería a recurrir a Cagney, otra vez de mafioso en la legendaria Al rojo vivo, y a Bogart, como camionero accidentado en La pasión ciega, y como atracador enamorado en la memorable El último refugio, que consagró al emblemático actor.
Uno de sus mayores éxitos fue Murieron con las botas puestas, donde Errol Flynn interpretaba al legendario general Custer. A pesar de los roces con el actor, volverían a colaborar juntos en títulos como Gentleman Jim.
Durante la II Guerra Mundial, Walsh rueda filmes de guerra tan amenos como llenos de elementos propagandísticos, en busca de jóvenes reclutas. De esta época son Acción en el Atlántico Norte –de nuevo con Bogart– y una serie de películas otra vez con Errol Flynn, que son Jornada desesperada, Persecución en el Norte, Tres días de gloria y sobre todo Objetivo: Birmania, uno de los grandes clásicos de las aventuras bélicas.
A Walsh le encantaba experimentar cambiando de género algunas de sus películas. Así, pasó al western la citada El último refugio, en Juntos hasta la muerte. Por su parte, convirtió su comedia La pelirroja en el musical One Sunday Afternoon.
Uno de los mejores actores de todos los tiempos, Gregory Peck, protagonizó dos de los grandes relatos de aventuras de Walsh, El hidalgo de los mares, donde era un capitán de la época napoleónica, y la inolvidable El mundo en sus manos (1952), una joya con Peck como Jonathan Clark, capitán de una goleta que comercia con pieles, enamorado de una condesa rusa. El gran Gary Cooper trataba de resistir las embestidas de los semínolas en Tambores lejanos. Y 'el Rey', Clark Gable, fue a sus órdenes un fugitivo en Un rey para cuatro reinas –cuyo título jugaba con el apodo del protagonista–, un caballero que compra a Yvonne de Carlo, en La esclava libre, y un soldado confederado reciclado en vaquero, en Los implacables.
Al parecer Walsh estuvo a punto de morir con las botas puestas, aún en activo, pues según Norman Mailer, le sacaron de su lecho de muerte para que pudiera dirigir la adaptación de su emblemática novela Los desnudos y los muertos. Pero Walsh se recuperó por completo por mucho que Mailer le viera tan mal, sobrevivió 22 años más, y se despidió a lo grande del cine con Una trompeta lejana, modélico western otoñal rodado cuando el género daba sus últimos coletazos.
Retirado del cine, Raoul Walsh falleció a los 93 años, el 31 de diciembre de 1980, en Simi Valley (California).