
Bryan Cranston
67 añosPremios: 0 Oscar (más 1 nominaciones) Ver más
El último gran antihéroe
¿Quién es ese hombre que le ha quitado tres años consecutivos (casi cuatro) el Emmy al mejor actor de teleserie a actores como Jon Hamm ("Mad Men"), Hugh Laurie ("House") y Michael C. Hall ("Dexter")? Comediante de primera, el reconocimiento le ha llegado a Bryan Cranston por una interpretación dramática, como el desafortunado profesor Walter White, en "Breaking Bad".
Nacido en el Valle de San Fernando (California), el 7 de marzo de 1956, Bryan Lee Cranston siempre ha vivido cerca del mundillo de la televisión, pues su padre, el actor Joe Cranston, interpretó personajes fijos en diversas series de los años 50, mientras que la madre, Peggy Sell, fue actriz radiofónica. Durante su infancia pasó mucho tiempo con sus abuelos, a los que ayudaba en las tareas de su granja avícola. Estudió ciencias políticas en Los Angeles Valley College.
En un principio sus padres –que conocían a fondo los entresijos del 'show bussiness'– se mostraban bastante reacios a que dedicara su vida a la actuación, pero él sentía una vocación tan grande que decidió intentarlo de todas formas. Tras debutar en el Granada Theatre, en su localidad natal, a partir de 1982 empezó a rodar diversos anuncios e interpretar papeles menores, sobre todo en la televisión.
Hasta que finalizó el siglo XX, Bryan Cranston pasó bastante desapercibido, salvo por su papel recurrente de dentista en Seinfeld, donde dio mucho juego en varios episodios por el pánico que tenía el protagonista a acudir a su consulta. Por aquella época recibió el apoyo de Tom Hanks, deslumbrado por su talento tras contratarle para un pequeño papel, el astronauta real Gus Grissom, en The Wonders. En la miniserie producida por Hanks De la Tierra a la Luna, se le pudo ver como otro histórico de la carrera espacial, Buzz Aldrin –la segunda persona que pisó la Luna–. También acompañó al célebre actor en Salvar al soldado Ryan, donde su aparición es mínima, como coronel del Departamento de Guerra que insistía al principio en la importancia de la misión.
A partir del año 2000 la carrera de Bryan Cranston dio un giro tras interpretar a Hal, el rocambolesco padre de la familia disfuncional de Malcolm, una comedia imaginativa y fresca. A pesar del talento de todos los protagonistas –el joven Frankie Muniz también obtuvo notoriedad–, Cranston se convirtió en el rey de la función. Terminada la serie se le pudo ver en algún otro papel, como el del insufrible Hammond Druthers, jefe de Ted Mosby en un estudio de arquitectura, en un par de episodios de Cómo conocí a vuestra madre.
En aquel momento, Bryan Cranston corría el peligro de quedar encasillado en su registro cómico, y acabar olvidado, como otros protagonistas de 'sitcoms'. Pero un día su agente le mandó el guión de la serie dramática Breaking Bad, que preparaba AMC, con una nota que le aclaraba que era de un guionista con el que había trabajado cuando apareció en un capítulo de Expediente X. Aunque no entendió el significado del título, le encantó el libreto. "Llamé a mi agente, que me dijo que empezaban a hacer las audiciones a la semana siguiente. Yo le dije que tenía que conseguir que me vieran antes, porque para entonces ya lo habrían visto otros actores de más renombre, y no tendría ninguna oportunidad", recuerda Cranston.
Tras la prueba, no dudaron en contratarle para encarnar a Walter White, profesor de química de instituto con problemas económicos, al que le diagnostican un cáncer terminal. Con un antiguo alumno decide lanzarse a la fabricación de metanfetamina, para asegurar el bienestar de los suyos cuando muera, iniciando un camino peligroso al lado oscuro de la vida de la mano de la venta de drogas.
Breaking Bad, auténtica obra maestra televisiva, tan cruda como realista, obtuvo desde el primer momento el respaldo unánime de la crítica por varias razones, entre ellas la cuidada evolución de los personajes, digna de las mejores novelas, y el ensamblaje de los pequeños detalles de cada capítulo, que parecen siempre cobrar sentido más adelante. Pero sobre todo por la valentía de su creador, Vince Gilligan, y el resto del equipo de guionistas, capaces de llevar la serie por derroteros a priori casi suicidas, como por ejemplo en el celebérrimo capítulo de la mosca, donde sólo aparecen los dos protagonistas, encerrados en un laboratorio, con este insecto, al que Cranston le dedica un monólogo de altura. Todo un reto para los actores, los guionistas y el director, que sin duda se lucen.
Para el intérprete, el complejo y lleno de matices Walter White ha sido el personaje de su vida, que le ha hecho ganar no sólo los tres Emmy y una cuarta candidatura anteriormente citados, sino también tres nominaciones al Globo de Oro entre otros premios. "Estoy más agradecido por este personaje de lo que nadie sabrá nunca", comenta Bryan Cranston en torno a Walter White. "Es casi una versión de Tony Soprano, con la diferencia de que Tony estaba cómodo siendo un criminal, y Walter White es como un pez fuera del agua. Vince, todo el equipo y yo mismo estamos tratando de hacer algo que nunca se ha conseguido en la historia de la televisión, que es cambiar el personaje protagonista de una persona a otra. Estoy agradecido a gente como David Chase por pavimentar el camino para personajes como este".
Superados los cincuenta años, Cranston ha obtenido el prestigio que hasta ahora se le había escapado a lo largo de tres décadas de carrera con Breaking Bad, y se ha convertido en objeto de deseo de los directores, para dar lustre a personajes secundarios. Fue un detective en El inocente (The Lincoln Lawyer), marido de Julia Roberts en Larry Crowne, nunca es tarde (de nuevo con Tom Hanks, protagonista y realizador), docente en El profesor (Detachment), oficial del ejército en John Carter y Contagio, el malvado canciller Cohaagen en Desafío total (Total Recall) y alcalde en Rock of Ages (La era del rock). También brilló brevemente como agente literario de Greg Kinnear en Pequeña Miss Sunshine. Dos papeles sobresalen en su carrera de cine, el supervisor del agente Tony Mendez (Ben Affleck), en Argo, y el carismático mecánico y jefe del protagonista (Ryan Gosling) en Drive.
Director de un drama totalmente desconocido, Last Chance, Bryan Cranston adquirió una gran experiencia como realizador al ocuparse de diversos episodios de Malcolm. Continúa ejerciendo como tal, en Breaking Bad y en series de la competencia como The Office y Modern Family.
Divorciado en 1982 de su esposa, Mickey Middleton, se unió a la actriz Robin Dearden, a la que conoció durante el rodaje de un episodio de la serie Airwolf: Helicóptero. Bryan Cranston era el villano y ella su rehén. Ambos han tenido una hija, Taylor Dearden, que apareció en un episodio de Breaking Bad y en algún corto, por lo que podría seguir los pasos de sus progenitores en el campo de la interpretación.