
Ryan O'Neal
82 añosPremios: 0 Oscar (más 1 nominaciones) Ver más
Icono de los 70
En los 70 hizo historia, pero pasó a la ídem (a la historia) en cuanto llegaron los 80. Cualquier aficionado al cine recuerda algunos papeles memorables de Ryan O'Neal, aunque queda la sensación de que podía haber dado mucho más de sí.
Nacido el 20 de abril de 1941, el angelino Charles Patrick Ryan O'Neal procede de una familia vinculada con el cine, pues es hijo del guionista Charles O'Neal (Montana) y la actriz ocasional Patricia Callaghan (Regresaron tres). A pesar de estos antecedentes familiares, y de que su hermano pequeño Kevin también sería actor, el joven Ryan dirigió sus pasos al boxeo, deporte en el que prometía, pues sus estadísticas de victorias eran bastante buenas.
Cuando decidió probar fortuna en la interpretación, no le acompañó la suerte. Se refugió durante mucho tiempo en las series, donde interpretaba ocasionales personajes secundarios. Sólo tras 9 años de actividad, logró que le dieran el papel principal de La perversa, discreta adaptación de una novela de Elmore Leonard, donde era un pobre diablo que planea con su amante robar la caja fuerte del motel en el que trabaja.
Fue un gran éxito, por lo que le dieron un papel en el drama deportivo La prueba del valor, y posteriormente le reclutaron como protagonista de Love Story. Allí, interpretaba a su personaje más recordado, el estudiante de familia acomodada Oliver Barret IV. Enamorado de la extrovertida estudiante de música Jennifer Cavilleri (Ali MacGraw), decide casarse con ella en contra de la voluntad de su padre.
Arrancó lágrimas a mansalva en parte gracias a la evocadora sintonía de Francis Lai, y se convirtió en uno de los mayores éxitos del cine de todos los tiempos. Inició la época dorada del actor, que a continuación protagonizó con William Holden el atípico e interesantísimo western de Blake Edwards Dos hombres contra el oeste.
Emuló al mismísimo Cary Grant en ¿Qué me pasa, doctor?, de Peter Bogdanovich, homenaje nada disimulado al film protagonizado por el clásico actor La fiera de mi niña. O'Neal encarna al apocado Howard Banister (que se llama Howard en homenaje al director del film original, el gran Howard Hawks), que acude con su prometida a una convención de musicología para conseguir fondos para sus investigaciones. Pero entonces conoce a la alocada y desinhibida Judy Maxwell (Barbra Streisand), que convertirá su vida en un auténtico caos. Sin llegar a la altura del original, el film se salva por sus gags en la línea de la screwball comedy de los años 30, y por el divertido contraste O'Neal-Streisand.
La vida privada de O'Neal ha sido bastante agitada. Ha mantenido múltiples romances con personalidades del cine como Anjelica Huston. Se casó en 1963 con Joanna Moore, actriz de títulos como Hindenburg, con la que tuvo dos hijos, una de ella la famosa Tatum O'Neal. Con Leigh Taylor-Young (su coprotagonista en La perversa), tuvo otro hijo. Y tiene un cuarto retoño con su pareja más popular, la legendaria Farrah Fawcett, que falleció de cáncer en 2009.
Tras interpretar a un técnico que decide robar joyas, en El ladrón que vino a cenar, Ryan O'Neal volvió a ponerse a las órdenes de Bogdanovich en Luna de papel, donde era un embaucador que se hace cargo de una hija que no sabía que tenía, en la época de la Gran Depresión. La niña estaba interpretada por su hija en la vida real, la debutante Tatum O'Neal, que tras ganar el Oscar a la mejor actriz secundaria a los 9 años, se convirtió en la persona más joven en ganar este premio.
El gran maestro Stanley Kubrick apostó por él como protagonista de Barry Lyndon, donde era un aventurero irlandés del siglo XVIII. Rodado con luz natural, salvo en interiores donde Kubrick se apoyó en la iluminación de velas, el film es sencillamente perfecto, y O'Neal se trabajó a fondo el acento irlandés de su personaje.
O'Neal terminó los 70 con las correctas Así empezó Hollywood, Un puente lejano y Driver, pero su decadencia comenzó cuando se le empezaron a escapar papeles. Iba a ser Rocky, pero el guionista, Sylvester Stallone, exigió ser él mismo el protagonista, e hizo historia. Iba a ser Michael Corleone en El padrino, pero Coppola decidió apostar por Al Pacino.
En un momento de declive profesional, O'Neal aceptó retomar el personaje de Oliver Barrett IV, en Historia de Oliver, una desmejorada secuela de Love Story. En los 80 acumula títulos mediocres como el film de aventuras Hielo verde, la comedia policiaca Algo más que colegas, la ligera Diferencias irreconciliables, la fallida Los hombres duros no bailan, con la que Norman Mailer adaptó su propia y muy superior novela, la poco memorable comedia El cielo se equivocó... El público se olvidó progresivamente de él.
En los últimos años, O'Neal ha acaparado titulares por diversos episodios un tanto trágicos. Cuando su hijo Griffin tenía 14 años le dio un puñetazo y le reventó los dientes. Posteriormente el chico fue juzgado porque conducía la lancha que sufrió un accidente en el que murió Gio, un hijo de Francis Ford Coppola. Griffin no pudo ver que trataba de navegar entre dos barcos atados, y su acompañante murió decapitado. Griffin tuvo al parecer también problemas con las drogas, y O'Neal llegó a ser detenido por disparar contra él en su domicilio. El actor fue arrestado nuevamente con otro hijo, Redmond –cuya madre era Farrah Fawcett–.
Para colmo de males, a Ryan O'Neal le diagnosticaron leucemia en 2001, pero por suerte acabó ganando la batalla y se recuperó. En los últimos tiempos se ha prodigado en series como Mujeres desesperadas y Bones.