
Gong Li
57 añosInspiración oriental
El cine oriental cobra peso en occidente. Poco a poco sus películas son reconocidas, con premios y buenas críticas. Las estrellas de ojos rasgados se están convirtiendo en las estrellas de todos, y Gong Li es un buen ejemplo de este fenómeno.
No es nueva la presencia del cine oriental entre los grandes nombres del mundo del celuloide. Akira Kurosawa se encargó de acercar al público un cine diferente al que se realizaba en Hollywood. Como él ha habido otros nombres que han ayudado a conocer y respetar otra manera de plantear el séptimo arte. Desde hace unos años este cine se ha colado con fuerza en las carteleras occidentales. El surcoreano Kim Ki-duk, el iraní Abbas Kiarostami, o el israelí Amos Gitai han contribuido a demostrar que el cine oriental no sólo existe sino que puede ser de gran calidad. En el gran maremagno de lo tildado como ‘Oriente’, destaca especialmente China. Directores como Wong Kar Wai han sido determinantes en la generación del aplauso colectivo al cine chino. Sus estrellas han traspasado las fronteras, y la maquinaria empresarial de Hollywood no ha querido cerrar sus puertas a estos grandes del cine internacional.
Poco imaginaría Gong Li en sus comienzos que su futuro profesional iba a estar ligado a la meca del cine. La actriz nació en Shenyang (China) en 1965 y creció en Jina. De pequeña era una enamorada de la música y soñaba con tener una carrera como cantante. Con 20 años consiguió una plaza en la Academia Central de Drama en Pekín, donde se graduó en 1989. Dos años antes de obtener su título, Li comenzó a salir con el director Zhan Yimou. Por aquel entonces él era también un principiante, pero hoy es uno de esos autores chinos que han sabido cautivar a occidente con su estética y planteamiento cinematográficos. En 1987 ambos debutaron en el cine, Yimou tras las cámaras y Li como protagonista, en Sorgo Rojo. Eran tiempos en que la vida profesional y personal de ambos estaban unidas. En 1989 los dos protagonizaron Qin yong y Yimou la codirigió en Operation Cougar, lo mismo que sucedió el año siguiente en Semilla del crisantemo. La relación sentimental del director y la actriz duró hasta 1995, tiempo en el que Li se convirtió en la musa de Yimou al protagonizar las seis películas que realizó. La linterna roja en 1991 dio paso a Qui Ju, una mujer china (1992), cinta que le sirvió a Gong Li para ganar la Copa Volpi en el Festival de Venecia. Occidente había reconocido el trabajo de la pareja, con lo que para ambos se abrió una senda que los llevó más allá de sus fronteras. Ese camino llevaría a Li hasta la meca del cine.
La actriz protagonizó en 1993 Adios a mi concubina, de Chen Kaige. Drama sobre un triángulo amoroso, además de la Palma de Oro en Cannes ganó el Globo de Oro a la mejor película extranjera y tuvo dos nominaciones al Oscar, fotografía y película de habla no inglesa. Su querido Yimou volvió a reclamar sus servicios para ¡Vivir! (1994) y La joya de Shanghai (1995). Ésta última era una coproducción chino-francesa y era la primera vez que Gong Li trabajaba en un proyecto con participación occidental. La joya de Shanghai también contó con el respaldo norteamericano y fue nominada al Oscar a la mejor fotografía. Cada paso que daba Gong Li la acercaba a occidente. Fue un compatriota suyo, Wayne Wang (El club de la buena estrella) quien le dio la oportunidad de trabajar con Jeremy Irons –un grande de Hollywood– y Maggie Cheung –estrella china–, en La caja china (1997). Por aquel entonces, Gong Li había roto con Yimou y mantenía una relación con el ejecutivo empresarial Ooi Wei Ming, con quien sale desde 1996.
Wong Kar Wai escogió a Gong Li para protagonizar 2046. Corría el año 2004 y la actriz tuvo el privilegio de trabajar con uno de los directores de cine actual más valorado. Allí coincidió con Tony Leung y Zhang Ziyi, astros del cine chino. Gong Li dio sus primeros pasos en la meca del cine con Memorias de una geisha (2005). Esta producción de Steven Spielberg tuvo a Rob Marshall (Chicago) como director y tres Oscar como reconocimiento. Gong Li era la antagonista, esa geisha veterana que siente una gran rivalidad hacia la joven Zhang Ziyi. El éxito del proyecto hizo que el siguiente trabajo de Li fuera en Estados Unidos. El cambio de estilo fue muy grande, ya que abandonó el intimismo de Yimou y Kar Wai para adentrarse en la típica superproducción hollywoodiense: Corrupción en Miami (2006). El director Michael Mann la eligió para interpretar a la novia de un capo de la mafia que trae de cabeza al detective Colin Farell. Es posible que el nivel de la cinta esté por debajo de otras que realizó Li en sus lejanas tierras, pero también es verdad que nadie da la fama como Hollywood.
Actualmente Gong Li acaba de terminar el rodaje de dos filmes: Hannibal Rising y Curse of the Golden Flower. La primera la ha dirigido Peter Webber (La joven de la perla) y cuenta la juventud del asesino Hannibal Lecter; y la segunda supone todo un acontecimiento, ya que Li ha vuelto a rodar con Zhang Yimou once años después de su última película juntos y su ruptura. Para rodar esta cinta de acción y aventura la actriz ha vuelto a su tierra natal, quizás en busca de esa inspiración oriental.