
Jessica Alba
41 añosBelleza de cine
Pertenece a la nueva hornada de estrellas de Hollywood. Por el momento es más elogiada por su belleza que por su faceta como actriz, ya que está considerada como una de las mujeres más atractivas del momento.
Jessica Alba nació en Pomona (California) el 28 de abril de 1981. Hija de un piloto del ejército, la familia pronto se mudó a Mississippi, el nuevo destino del padre. Tres años después, todos volvieron a California, donde la pequeña Jessica comenzó a desarrollar su faceta interpretativa. Desde los cinco años soñaba con ser actriz, así que con doce tomó su primera clase. La cosa no pudo ir mejor, pues nueve meses después ya tenía agente. A partir de entonces, su vida quedó ligada a la interpretación. Compaginó sus estudios en el instituto con la participación en diversas campañas publicitarias. Completó sus estudios de interpretación gracias a la Atlantic Theatre Company de David Mamet. A pesar de que sólo era una niña, tuvo la oportunidad de debutar en cine en 1994 en Camp Nowhere, donde se vio beneficiada por la marcha de la actriz contratada para hacer el personaje principal. Con la suerte de cara, Jessica comenzó una carrera televisiva que le llevó a participar en series como Flipper. A día de hoy tiene un grato recuerdo de esa experiencia, en la que compartió protagonismo con un delfín.
En el terreno cinematográfico fue secundaria en la comedia romántica Nunca me han besado (1999), que protagonizó Drew Barrymore. Siguiendo con esta línea juvenil, Alba fue uno de los miembros del reparto coral de la cinta de terror para adolescentes El diablo metió la mano (1999). Su primer protagonista en toda regla llegó un año después con el thriller Paranoia. Sin embargo, el título que le dio la fama fue la serie de televisión de James Cameron Dark Angel (2000-2002), donde fue una peculiar ladrona con habilidades especiales. Ya que era una cara conocida, Alba optó por cambiar de género en el drama musical Honey (2003), donde fue una bailarina y coreógrafa. Entonces llegó su gran momento en cine de la mano de Frank Miller, Quentin Tarantino y Robert Rodriguez, que la dirigieron en Sin City (Ciudad del pecado), donde vivió un tormento en manos de Nick Stahl, que interpretó al malvado Yellow Bastard. Su papel de chica secuestrada pareció gustarle mucho pues ahora prepara la segunda entrega de la película.
Que era ya una estrella se demuestra en el hecho de que se convirtiera en uno de los principales reclamos para vender la adaptación cinematográfica de Los 4 fantásticos (2005) y su posterior secuela. La actriz se convirtió en la invisible Susan Storm en una adaptación que dejó bastante que desear. Envuelta en un halo de fama y convertida en una de las mujeres más admiradas del mundo, protagonizó junto a Hayden Christensen Despierto (2007). Su trabajo fue premiado con la nominación al Razzie, más conocido por ser el antiOscar, cosa que no ha empañado ni un ápice su faceta de estrella de Hollywood. Aún así, Jessica parece no tener ganas de encasillarse y se empeña en probar cosas nuevas. Acaba de estrenar en España The Eye (Visiones), una cinta de terror donde ha interpretado a una ciega. Para la ocasión aprendió a tocar el violín y a desenvolverse como una invidente. Sin llegar a las cotas de perfección de Al Pacino en Esencia de mujer, sí es verdad que este papel puede que sea el mejor de su carrera. Sin que la película sea memorable, ella sabe contagiar al espectador de sus temores y angustias.
Mientras prepara la segunda entrega de Sin City, Jessica espera el estreno de la comedia The Love Guru que acaba de rodar junto a Justin Timberlake y Mike Myers. Sin embargo, no le vendrá mal un parón entre rodaje y rodaje, pues ahora mismo está embarazada y, según apuntan los rumores, de gemelos. Después de una relación algo tormentosa, ella y su novio Cash Warren esperan el nacimiento de su primer –o primeros– hijo. Su nueva situación personal ha colmado de satisfacción a la actriz, que a pesar de ser una rutilante estrella sigue sin entender completamente a Hollywood. Confiesa que se queda alucinada cuando en el mundillo se empeñan en encasquetarle papeles de chica latina, ya que ella no lo es propiamente. Algo que resulta curioso, pues en las comunidades latinas no la consideran como tal. Como ella explica, parece que “no soy suficientemente norteamericana para los unos, ni suficiente latina para las otros”. Una anécdota que ha acabado arrancándole más de una carcajada ya que, afortunadamente para ella, el pertenecer a terreno de nadie no ha influido negativamente en su carrera.