- Duración: 01h 59 min
- Género: Drama
- Público apropiado: Adultos
- Valoraciones: decine21 (4) | usuarios (5.3)
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- Título original: Todo es silencio
- Año: 2011
- Fecha de estreno en España en cines : 09-11-2012
- País: España
- Dirección: José Luis Cuerda
- Intérpretes: Quim Gutiérrez, Miguel Ángel Silvestre, Celia Freijeiro, Juan Diego, Xoque Carvajal, Luis Zahera, Chete Lera, Adolfo Fernández, Laura Ponte, Lucía Álvarez, Miguel de Lira, Teresa Hurtado de Ory, Fernando Morán, Gabriel Ángel Delgado
- Argumento: Manuel Rivas
- Guión: Manuel Rivas
- Música: Sergio Moure
- Fotografía: Hans Burmann
- Distribuye en cine: Filmax
- Distribuye en formato doméstico: Cameo
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Reparto
Sinopsis oficial
Todo es silencio
Un grupo de jóvenes amigos descubre el secreto de Noitía, el contrabando, y admira al gran capo, Mariscal. La ley es no ver ni oír. La boca es para callar. El viejo poder se extiende con el narcotráfico y lo envenena todo. El destino de los jóvenes se enfrenta con violencia. Queda el refugio de los recuerdos y el amor oculto para resistir. Pero...
Crítica Todo es silencio (2011)
Érase una vez en Galicia
El veterano José Luis Cuerda vuelve a adaptar una novela de Manuel Rivas, 13 años después de La lengua de las mariposas. El escritor y periodista coruñés se ha encargado personalmente del guión adaptado.
Todo es silencio transcurre en dos tiempos. Comienza en 1969, cuando Fins y Brinco, dos niños de Noitía, un pueblo costero, rivalizan por atraer la atención de Leda. Los tres preadolescentes ayudan ocasionalmente a algunos de sus vecinos a descargar la carga de Mariscal, cabecilla de una red de contrabandistas y cacique local, que tiene comprada hasta a la pareja de la Guardia Civil que vigila la zona. El segundo segmento transcurre 20 años después, cuando Fins regresa al lugar convertido en agente de narcóticos, y se encuentra que Brinco ha tenido un hijo con Leda y se ha convertido en uno de los más destacados componentes de la cuadrilla de Mariscal.
Un personaje cinéfilo de Todo es silencio, que a ratos intenta recuperar el tono de los westerns clásicos, comenta en un momento dado que sólo hace falta John Wayne y un caballo para rodar una película. Se podría decir metafóricamente que José Luis Cuerda cuenta con su John Wayne –un reparto plagado de eficaces actores como Juan Diego, Chete Lera y Miguel Ángel Silvestre– y hasta dispone de caballo, tal y como se conoce popularmente a la heroina, droga que le proporciona al realizador una temática –el narcotráfico en Galicia– de enorme interés.
Y sin embargo, con estos elementos, Cuerda no hilvana una película, o al menos no una demasiado redonda. Uno de los principales problemas son los diálogos que le proporciona Manuel Rivas, con frecuencia larguísimos, más literarios que cinematográficos. Por regla general los actores no parecen conversar entre sí, sino que cada uno suelta una especie de monólogo que le hace parecer desconectado del resto del elenco. Mientras que algunos de los actores salen al paso, como los anteriormente citados, a otros como Quim Gutiérrez o Celia Freijeiro se les atragantan sus textos.
Aunque en Todo es silencio José Luis Cuerda describe lugares y ambientes con encanto que despiertan la nostalgia, como la escuela abandonada de los indianos o la cantina local, fracasa por completo con los estallidos repentinos de violencia que tratan de imitar lejanamente la fórmula de El padrino. ¿Por qué se ha metido en camisa de once varas el responsable de El bosque animado al pretender narrar una historia que incluye un tiroteo y por momentos debería tener tono de thriller? El salto temporal no está conseguido, porque se supone que apenas ha cambiado nada en el escenario de la acción, pero es que efectivamente, no parece que hayan transcurrido dos décadas, sobre todo porque la ambientación viene a ser más o menos la misma, y varios personajes siguen estando exactamente igual. Además, algunos fragmentos son tan tópicos que rompen el dramatismo, como los hippies descubiertos por los niños bañándose desnudos y dando rienda suelta a sus pasiones en la playa, o el sacerdote que en sus contadas apariciones sólo parece preocuparse por aquellos que le donan dinero, aunque éste proceda de la delincuencia.
Pero el principal escollo de Todo es silencio viene a ser su falta de intensidad dramática. Pese a que se toma mucho tiempo para describir que Fins, Brinco y Leda han estado unidos desde su infancia, no parece que les afecte demasiado lo que les ocurre de adultos.
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