
Christopher Lambert
66 añosCorto de miras
Alcanzó la cima de la popularidad a mediados de los 80 como Tarzán, y con “Los inmortales”. Pero después su estrellato murió, por lo que Christopher Lambert tuvo que refugiarse en subproductos indescriptibles.
Nacido en Great Neck (Long Island), Christophe Guy Denis Lambert (su nombre completo) es hijo de un diplomático francés y una psicóloga belga. Cuando tenía dos años la familia se trasladó a Ginebra (Suiza), donde creció, hasta que a los 16, se mudó de nuevo, esta vez a la capital gala. No recuerda haber tenido una infancia feliz. “Para empezar me electrocuté con el árbol de Navidad, ése es mi primer recuerdo, no muy agradable. Sobre todo tenía miedo de no ser amado y me aterrorizaba la idea de que mis padres murieran”, comenta. Por esa necesidad de cariño se sintió especial cuando triunfó como protagonista de una función escolar. Al final se matriculó en interpretación en el Conservatorio de París.
Debutó en el cine como invitado fugaz a un baile en Adiós, colegas, olvidada comedia de 1979, donde aparecía con Charles Aznavour. Tras participar en varios largometrajes franceses, también de segunda fila, se presenta a un casting para una ambiciosa producción de Warner en Europa, Greystoke: La leyenda de Tarzán, el rey de los monos (1984). Su prueba deslumbra al director, el británico Hugh Hudson, que apuesta por él pese a que por aquel entonces no le conocía ni Tarzán, para el papel protagonista, el rey de los monos creado por Edgar Rice Burroughs, en una versión fiel y realista de sus novelas. El cineasta quería un desconocido, y le pareció adecuado el actor por su miopía, ya que cuando se quitó las gafas parecía que siempre estaba mirando hacia el horizonte. La ‘major’ aceptó su decisión, porque quería atar al cineasta a toda costa después de que ganara el premio de la Academia a la mejor película por Carros de fuego. Su nuevo trabajo obtuvo tres candidaturas al Oscar, en las categorías de actor de reparto (Ralph Richardson, nominado a título póstumo), guion adaptado y maquillaje, pero no ganó ninguno.
El intérprete encadenó el rodaje con el de Subway. En busca de Freddy, primer blockbuster internacional de un compatriota, Luc Besson, destinado a triunfar al frente de producciones europeas en la línea del cine de Hollywood. Daba vida al personaje aludido en el título español, un tipo que vive en el metro de París, donde comete pequeños robos. Tiene bastante interés Conspiración para matar a un cura, de la polaca Agnieszka Holland, donde interpretaba al padre Alek, sacerdote del sindicato Solidaridad, asesinado por predicar contra el régimen comunista.
Subido al carro de la fama, Christopher Lambert rodó su título más conocido, Los inmortales (1986) de Russell Mulcahy, donde interpretaba a Connor McLeod, perteneciente a un tipo de individuos que sólo pueden morir mediante la decapitación. Deben combatir entre ellos hasta que el último superviviente alcance una enorme recompensa. Su frescura, los paisajes de Escocia, y el carisma de Sean Connery como Juan Sánchez Villalobos Ramírez, mentor del protagonista, convirtieron la cinta en un inusitado éxito.
Pero el triunfo sólo le duró dos años (1984-1986). Para algunos fue víctima de la maldición de Tarzán, que provoca que todos los que encarnan al Rey de los Monos acaben locos (Johnny Weissmüller), o condenados al olvido (James Pierce, Lex Barker, Elmo Lincoln, Casper Van Dien, y a ver qué suerte corre el último, Alexander Skarsgård). En el caso de Christopher Lambert dio palos de ciego. Para empezar repitió como MacLeod en Los inmortales II: El desafío, Los inmortales III: El hechicero, Los inmortales: Juego final, y la serie televisiva Los inmortales (1992), que si bien tenían eco entre el público –por el buen recuerdo que dejó el film original–, resultaban bastante decepcionantes. Su mayor fracaso fue El siciliano, adaptación de una novela de Mario Puzo a cargo de Michael Cimino, donde interpretaba a un bandido reconvertido en líder por la independencia de Sicilia. El film no acababa de funcionar. El thriller de presupuesto medio Jaque al asesino, de Carl Schenkel, tampoco gustó, sobre todo por su decepcionante final. Reconoce públicamente que ha tenido problemas con el alcohol. “Conseguí superarlo, pero he tenido numerosas recaídas”, ha desvelado.
Puesto que no le dejaban rodar con gafas, estaba condenado a filmar sin ver nada, lo que posiblemente se transmite a través de las imágenes. Pero ha tenido peor vista todavía a la hora de escoger o bien subproductos infames, como Fortaleza infernal, Druidas, Beowulf, la leyenda, la infame imitación de Seven titulada Resurrección, o El inquisidor. Hasta compartió la pantalla con otro que tal baila, Nicolas Cage, en Ghost Rider, espíritu de venganza, uno de los mayores despropósitos de las últimas décadas.
Tampoco ha tenido demasiada suerte en el amor. Se le atribuyen ilustres amantes como la mismísima Estefanía de Mónaco. Estuvo casado desde 1988 con la actriz Diane Lane, con la que tuvo una hija en 1993, Eleanor Jasmine, pero se divorcio en 1994. De 1999 a 2006 estuvo unido a la desconocida Jaimyse Haft. De 2007 a 2014, mantuvo una relación sentimental con la actriz Sophie Marceau. “Reconozco que he mentido a mis parejas, al ser actor se me da muy bien mentir”, explica con cierta ironía. “Pero me gusta la sinceridad”.
En 2012 sufrió un varapalo porque falleció su hermano Gilles, por cáncer de huesos. “Es la persona con la que más me he relacionado”, comenta. Se define como creyente, pero de ninguna religión concreta, y se refugia en la estrecha relación con su hija. En los últimos años, Christopher Lambert ha sobrevivido interviniendo en variopintos despropósitos, aunque también encadenó varios capítulos como secundario de la serie de éxito NCIS: Los Ángeles. Los hermanos Coen le escogieron para el hilarante papel de realizador escandinavo, en ¡Ave Cesar!, de 2016. Por desgracia sigue haciendo gala de su ya legendaria mala suerte, por ejemplo, interpretando al embajador francés secuestrado por el movimiento Túpac Amaru, en Bel Canto, la última función, el mayor fracaso del director Paul Weitz y la actriz Julianne Moore. Cuidado que es gafe.
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Filmografía
Greystoke, la leyenda de Tarzán, el rey de los monos
1984 | Greystoke: The Legend of Tarzan, Lord of the Apes