
Marlene Dietrich
90 años ()Marlene Dietrich
El ángel rubio
Encontró la fama de la mano del director Josef von Sternberg, que la dirigió en la mítica El ángel azul, y se convirtió en una estrella de Hollywood en los años 30 y 40.
Maria Magdalene Dietrich Von Losch nació el 27 de diciembre de 1901 en Berlín. Realizó estudios de piano y violín, aunque donde destacaba era en el canto. Pero optó por la interpretación y comenzó a trabajar en los cabarets del Berlín del expresionismo alemán. En en 1924 contrajo matrimonio con Rudolph Sieber, con quien tuvo su única hija. Nunca se divorciaría de “Rudy”, como llamaba a su marido, pero la cierto es que esta mujer no era de las de “un hombre para toda la vida”. De hecho, ni “hombre” ni “para toda la vida”, pues mantuvo múltiples romances a lo largo de su vida con personas de ambos sexos.
Para mejorar su técnica interpretativa se puso en manos de Max Reinhardt, profesor de arte dramático. Debuta en la pantalla grande con Der Kleine Napoleón (1923). Una noche, tras una actuación se le acercó en el cabaret, un admirador deslumbrado le proponer un “trabajillo” para el cine. Aquel tipo era Josef von Sternberg y su proyecto se llamaba El ángel azul. Su interpretación no pasó inadvertida ni siquiera para los chicos de Hollywood, que decidieron ofrecer un sustancioso contrato a la actriz y al director. Tras fichar ambos por Paramount harían siete películas juntos, entre las que destacan Marruecos (1930), con Gary Cooper, La venus rubia (1932), con Cary Grant y El diablo es mujer (1935), con César Romero.
Trabajó además con Ernst Lubistch en Ángel (1937), y con Frank Borzage en Deseo (1936). Dietrich se convirtió en la estrella que más dinero facturaba por película al final de los años 30. Tal aceptación del público no pasó inadvertida para Adolf Hitler, que le ofreció una burrada de dinero para que regresase al cine alemán. La actriz se posicionó en contra del régimen nazi y, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, apoyó a los aliados.
En los cuarenta no mantuvo su privilegiado estatus. Rodó menos películas, aunque algunas son espléndidas, como Siete Pecadores, de Tay Garnett (1940), La llama de Nueva Orleáns (1941), de René Clair, Capricho de mujer (1942), de Mitchell Leisen y Berlín-Occidente, de Billy Wilder. Ya madurita en los 50, hizo Pánico en la escena (1950), del maestro Hitchcock, Encubridora (1952), de Fritz Lang, Testigo de cargo (1957), nuevamente de Billy Wilder y Sed de mal (1958), de Orson Welles.
Decidió abandonar el cine en la década de los 60, para dedicarse únicamente al teatro y la canción. Aun así, hizo alguna excepción para aparecer en Vencedores o vencidos (1961), de Stanley Kramer y Just a Gigolo (1974), de David Hemmings, su última aparición en pantalla. Los últimos trece años de su vida permaneció recluida en su casa parisina. Allí falleció el 6 de mayo de 1992. Sus restos descansan en su Berlín natal.