
Jennifer Connelly
50 añosJennifer Connelly
Premios: 1 Oscar Ver más
La novia del monstruo
Hace ya dos décadas que sus ojos azules-verdosos y su evidente atractivo llegaron a la gran pantalla para quedarse. Le ha sentado bien el cambio de milenio a Jennifer Connelly. Presente en magníficas películas desde su infancia, atravesó una prematura etapa de decadencia, y un aluvión de películas menores, pero el reciente oscar a la mejor secundaria y algún papel de entidad es una buena muestra de que su talento ha superado la adversidad.
Nacida en Catskill Mountains, Nueva York, el 12 de diciembre de 1973, Jennifer Lynn Connelly fue hija única y pasó la mayor parte de su infancia en Brooklyn, donde su padre tenía un negocio textil. Fue un amigo de la familia, ejecutivo de una empresa de publicidad, quien sugirió que la pequeña Jennifer se presentara a un casting. Así fue como a los diez años, empezó a trabajar como modelo y actriz de anuncios televisivos. “No dejaría que mi hijo lo hiciera. Para mí era divertido no ir al colegio, viajar y conocer a gente diferente, pero no fue una manera fácil de crecer. Sinceramente me sentía tonta”, ha explicado luego la actriz. Al año siguiente, debutó en la gran pantalla, de la mano de un magnífico realizador, Sergio Leone, en Érase una vez en América, una épica historia de gángsters. Y aunque su breve papel llamó la atención, y no le faltaron ofertas, las películas que le ofrecieron a continuación no mantuvieron el nivel. En 1985 interpreta su primer papel protagonista en Phenomena, de Dario Argento, sangriento subproducto que fue todo un éxito en Europa. Más desapercibida pasó Deslices de juventud, una comedia romántica para adolescentes.
Aún así, el fallecido creador de los Teleñecos, Jim Henson, escogió a Connelly entre cientos de aspirantes para protagonizar Dentro del Laberinto, una historia de fantasía en la que se traslada a un mundo mágico para salvar a su hermano, raptado por el rey de los Goblins. Le acompañaba el músico David Bowie, y los muñecos habituales de la factoría Henson.
Y aunque aprovechaba su vida estudiando lengua inglesa en la universidad de Yale, en el cine desperdiciaba su talento. En los 90, la mayor parte de sus películas son prescindibles, como Labios ardientes, un thriller subido de tono del inclasificable Dennis Hopper. Más entretenida era Rocketeer, una de superhéroes que no obtuvo el éxito esperado, pero el protagonista, Bill Campbell, se convirtió en su novio durante algún tiempo. De amor y de sombra era una decepcionante adaptación de una novela de Isabel Allende. “Fue una época muy dura. Llegué a decidir que no trabajaría en algo que no me interesara realmente”, explica la actriz. Aunque apenas la reclutaban para papeles de entidad, se mantuvo a flote, con títulos que no barrieron en taquilla, pero que tuvieron cierta repercusión, como Semillas de rencor, Mulholland Falls. La brigada del sombrero, El secreto de los Abbott y Dark City. Y si bien no se había convertido en una estrella, cogió carrerilla y tablas para afrontar el nuevo milenio lanzándose desde el trampolín a papeles más difíciles, como la impactante drogadicta de Réquiem por un sueño. Tras una breve intervención en Pollock, se consolida por fin como abnegada esposa que apoya a su marido, aquejado de esquizofrenía, el matemático John Nash, en Una mente maravillosa. Por aquel entonces era madre soltera, y en el rodaje conoció al hombre de su vida, su compañero de reparto Paul Bettany, con el que decidió finalmente sentar la cabeza y contraer matrimonio el 1 de enero de 2003. Además, no olvidará esta película por otra razón, pues aunque hasta entonces ni la habían nominado, los académicos de Hollywood repararon en su talento y le concedieron un Oscar. “Creo que la estatuilla ha hecho que se me vea como una apuesta más segura, aunque personalmente pienso que sigo siendo la misma”.
Y de esposa de un monstruo de las matemáticas, pasó a ser esposa de un monstruo de tebeo, recordando aquello de “verde que te quiero verde”, que escribió Lorca, pues ése es el color de Hulk. Para ello se puso a las órdenes del prestigioso director taiwanés Ang Lee, al que califica de “meticuloso como cineasta”.
Tras una trayectoria tan larga, no tiene miedo a ningún papel, a juzgar por lo que se conoce de Casa de arena y niebla, su nuevo trabajo cuyo rodaje acaba de finalizar. Su personaje es una mujer adicta al alcohol que ha perdido su casa al no pagar la hipoteca...
Ganador de 1 premio
- Actriz de reparto Una mente maravillosa