The Comey Rule
- Serie TV
- Duración: 03h 30 min
- Género: Drama
- Público apropiado: Jóvenes
- Valoraciones: decine21 (6) | usuarios (4.3)
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- Título original: The Comey Rule
- Año: 2020
- País: EE.UU.
- Creado por: Billy Ray
- Dirección: Billy Ray
- Intérpretes: Jeff Daniels, Holly Hunter, Michael Kelly, Jennifer Ehle, Scoot McNairy, Jonathan Banks, Oona Chaplin, Amy Seimetz, Steven Pasquale, Brendan Gleeson, Steve Zissis, Shawn Doyle, Brian d'Arcy James, Kingsley Ben-Adir, Dalmar Abuzeid, William Sadler, Richard Thomas, T.R. Knight, Joe Lo Truglio, Spencer Garrett, Peter Coyote
- Argumento: James Comey (libro "A Higher Loyalty: Truth, Lies, and Leadership")
- Guión: Billy Ray
- Música: Henry Jackman
- Fotografía: Elliot Davis
- Distribuye en formato doméstico: Movistar Plus+
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Reparto
Sinopsis oficial
Miniserie de dos entregas. La primera parte examina los primeros días de investigación por parte del FBI de la presunta interferencia de Rusia y de los correos filtrados de Hillary Clinton, dos de los principales factores que marcarían la noche de elecciones de 2016, en la que Donald Trump sorprendió al mundo al salir elegido presidente de EE UU. La segunda parte sigue el día a día de la tensa relación entre James Comey, por entonces director del FBI, y Trump durante los primeros meses de su presidencia. Meses intensos y caóticos donde los aliados se convertían en enemigos, los enemigos se hacían amigos y la verdad dependía del lado en el que estuvieras.
Crítica La ley de Comey (2020)

Dos casos y un destino
Miniserie de Showtime basada en el libro "A Higher Loyalty: Truth, Lies, and Leadership", escrito por quien fuera director del FBI al final del segundo mandato presidencial de Barack Obama y en los inicios del de Donald Trump, James Comey. Aunque la Agencia Federal afronta desafíos de enorme envergadura, lo que incluye amenazas terroristas, su mandato se vio marcado por dos casos que acabarían sellando su destino: el uso de la candidata a la presidencia y Secretaria de Estado Hillary Clinton de un servidor privado para manejar correos electrónicos, poniendo en peligro la seguridad nacional; y la interferencia de hackers rusos en el proceso electoral favoreciendo el triunfo de Donald Trump, que podría haber contado con la connivencia de éste.
A Billy Ray, como director y como guionista, le pirran las historias basadas en hechos reales, donde son muy importantes las implicaciones políticas, pero donde no se orilla el lado humano de sus protagonista. No hay más que repasar su filmografía, donde están presentes títulos como El precio de la verdad, El espía, Capitán Phillips y Richard Jewell. Aquí parte de la versión de los hechos que da Comey, sin duda conocedor de primera mano, pero que como no puede ser de otra manera arrima el ascua a su sardina. De modo que la visión que tenemos del protagonista es la de un hombre bueno, caballero sin espada en las procelosas aguas de Washington, que trata de mantener la distancia con los presidentes para asegurar la objetividad de su trabajo, lo que logra sin problemas con Obama, pero no en el caso de Trump. La concesión de rasgos caprianos a Comey recuerda al enfoque que dio Oliver Stone al fiscal Jim Garrison que investigaba el asesinato de Kennedy en JFK, donde el cineasta partía igualmente de un libro escrito por el protagonista. También ahí veíamos a un hombre de familia algo quijotesco, que en sus esfuerzos por hacer lo correcto se daba de bruces con el mundo real, que no quería luz sobre lo que investigaba.
Narrativamente, la serie es impecable, sabe aportar información y despertar el interés del espectador, con el mérito de evitar que se pierda entre tanto personaje y vericueto. Y probablemente hay un esfuerzo de objetividad, de contar los hechos desnudos, distinguiendo entre lo probado y lo que se sospecha. Y sin embargo...
Sin embargo, es sintomática de la bipolarización que sufre la sociedad estadounidense, donde parece inevitable tomar partido y cargar las tintas sobre el contrario y su entorno, y aquí las simpatías están desde luego en el lado demócrata. Por eso la primera parte de la serie, centrada en la investigación de Hillary, es más tranquila y sosegada, porque se señala lo que hizo mal, y se trata de salvarla señalando que no obraba de mala fe. Y en el Bureau, el esfuerzo es simplemente arrojar luz, no se quiere interferir en las inminentes elecciones. En cambio, está claro que Trump levanta pasiones, y con él resulta muy difícil tomar distancia; se intenta en parte, pero a veces se cae en el trazo grueso, incluso repitiendo imágenes que insinúan sus obsesiones sexuales, o insistiendo en lo que hizo o dejó de hacer durante una estancia en Moscú. El contraste entre el hombre de estado que es Obama y el caprichoso Trump se subraya una y otra vez. Y se eleva a la categoría de tragedia nacional el triunfo electoral del segundo, con todas las mujeres de Estados Unidos –o al menos las cinco de la familia de Comey, su esposa y cuatro hijas– casi de luto por la oportunidad perdida de Hillary de una presidenta, y el papel que ha podido jugar en el resultado la actuación de Comey.
El reparto está bien seleccionado, Jeff Daniels imprime a Comey los rasgos deseados, y el coro que le acompaña incluye nombres de postín como Holly Hunter o Michael Kelly, que saben conceder gravedad a sus personajes. Llama la atención lo bien que imitan los timbres de voz de Obama y Trump los actores que los representan, Kingsley Ben-Adir y Brendan Gleeson.
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