
Jacqueline Bisset
78 añosEs una de las grandes damas del cine. Su presencia, todo elegancia y magnetismo, impone siempre en pantalla, aunque sólo cuente con un pequeño papel. Jacqueline Bisset es una de esas actrices que explotó su carrera en los 70 y los 80 del pasado siglo, pero cuyo prestigio permanece intacto.
La primera vez que tuvo un papel de cierto renombre fue al lado de la adorable Audrey Hepburn en Dos en la carretera. Una jovencísima Jacqueline Bisset deseaba seducir a Albert Finney durante una excursión pero se veía obligada a guardar cama por haber cogido el sarampión. Su lugar lo ocupaba entonces la ‘flaca’ Hepburn... Pero, aunque sólo aparecía unos pocos minutos en pantalla, la Bisset no era fácil de olvidar. Tenía una belleza tremenda, y el gancho necesario para convertirse en estrella.
La actriz, de nombre Winifred Jacqueline Franser Bisset, nació el 13 de septiembre de 1944, en Surrey (Inglaterra), aunque su madre era francesa. Tras el divorcio de sus padres, la futura actriz marchó a vivir con su madre y comenzó a tomar clases de piano y ballet, y al poco tiempo se inició como modelo de fotos y también empezó a estudiar interpretación. Con 21 añitos Jacqueline Bisset apareció por primera vez en una película –El Knack... y cómo conseguirlo, dirigida Richard Lester– aunque no salía acreditada.
Fue Roman Polanski quien la acreditó por primera vez, en su película Cul de sac, y curiosamente Jacqueline Bisset se llamaba Jacqueline en el film. 1967 fue un gran año para ella, pues además de Dos en la carretera, rodó Casino Royale y también Intriga en la ciudad de El Cabo, junto a Claire Trevor. Y un año después la actriz de la melena y los enormes ojos azules asentó definitivamente su carrera con dos importantes filmes. Tras ellos Jacqueline Bisset se convirtió en la perfecta mujer sofisticada que acompaña a hombres de acción y fuerte carácter. Así estuvo con el mítico Steve McQueen en Bullitt, de Peter Yates; y con el cantante y actor Frank Sinatra en El detective, de Gordon Douglas. Más tarde se apuntó a la moda del cine catástrófico con Aeropuerto, junto a un amplio reparto internacional, y dos años después trabajó a las órdenes del gran John Huston en la película del oeste El juez de la horca, protagonizada por Paul Newman. Pero Jacqueline Bisset no olvidó su procedencia europea y al año siguiente se puso bajo la batuta de uno de los directores franceses más prestigiosos del momento, François Truffaut. La Bisset dio vida a una actriz en la gran película sobre el cine de Truffaut, La noche americana, todo un homenaje al cine donde Jacqueline Bisset estaba deslumbrante como diva cinematográfica.
A partir de los treinta años la actriz inglesa fue eligiendo muchos papeles en filmes inquietantes, con algún punto de terror o intriga. Así, fue condesa en Asesinato en el Orient Express, de Sidney Lumet; acompañó a Charles Bronson en El temerario Ives (1976); y luchó contra bestias marinas en Abismo (1977). Fue tras este film cuando la revista Newsweek definió a Jacqueline Bisset como “la actriz más bella de todos los tiempos”. En 1981 participó en Ricas y famosas, el canto del cisne de uno de los más clásicos directores de Hollywood, George Cukor. Y destacó enormemente tres años después de la mano de John Huston en Bajo el volcán, adaptación de la novela de Malcolm Lowry. En ese film volvió a coincidir con Albert Finney, después de verse las caras casi veinte años antes en Dos en la carretera.
A partir de mediados de los 80 la filmografía de Jacqueline Bisset se va haciendo más irregular, con fallidas elecciones de películas mediocres o telefilmes de tres al cuarto. No fue hasta una década más tarde cuando volvió a aparecer con toda su sofisticación en La ceremonia (1995), de Claude Chabrol. Desde entonces ha hecho papeles secundarios en muchas películas, algunas con cierta calidad como Más fuerte que su destino (1998), la estupenda miniserie Juana de Arco (1999) o la movidita Domino (2005).