
Leo McCarey
72 años ()Premios: 3 Oscar (más 3 nominaciones) Ver más
Alguien para recordar
Iba para abogado, pero acabó dedicado al cine. Leo McCarey (1898-1969), católico y sentimental, vivo y espontáneo, maestro de emociones verdaderas, conjugó magistralmente en sus películas las sonrisas y las lágrimas.
Sus detractores le señalarían como un director sin estilo propio, con apenas algún momento memorable en películas ‘artesanales’. Craso error, producto de una miopía incapaz de vislumbrar que Leo McCarey tenía la rara virtud de no darse importancia. Como no pretendía estar haciendo obras maestras, acababa, paradójicamente, haciéndolas. Bebía de su rica experiencia personal, y la aplicaba a sus historias. Por ejemplo, su torpeza al hacerse el nudo de la pajarita propició varios gags en sus filmes con Stan Laurel y Oliver Hardy, pareja cómica inventada por él. Si se hallaba poco inspirado en un rodaje, hacía una pausa y tocaba el piano, esperando una idea feliz. Inconformista, rebelde y testarudo, McCarey admitía: “me gusta ir a mi aire”.
Leo empezó a trabajar en Hollywood en 1920 como ayudante de Tod Browning. De él aprendió a desarrollar tramas originales para la pantalla. Al año siguiente, un día en que Browning estaba enfermo, dirigió a Lon Chaney en una escena tras pedirle discretamente, “Lon, finge al menos que me escuchas”. Ese mismo año dirigió La estirpe secreta. Su encuentro con el productor Hal Roach le encaminó al cine cómico, y entre 1923 y 1929 su principal tarea será dirigir al Gordo y al Flaco, en cortos hechos en 2 semanas.
En 1932 sobresale con Torero a la fuerza, vehículo de lucimiento para Eddie Cantor. Lo que le lleva al mejor film de los hermanos Marx: Sopa de ganso (1933), divertida sátira donde evitó sus típicos, y aburridos, números musicales, con gags antológicos como los de Groucho supuestamente ante el espejo. McCarey comentó que lo asombroso de esa película es “que no me volviera loco. Ellos [los Marx] lo estaban.” También trabajó con W.C. Fields (Viaje de placer, 1934) y Harold Lloyd (La vía láctea, 1936). Y con Charles Laughton hizo la disparatada Nobleza obliga (1935), sobre un mayordomo inglés en el oeste. La primera comedia importante de Cary Grant, La pícara puritana (1937), la hizo McCarey. Según Garson Kanin, Grant adoptó sus maneras cómicas, en éste y futuros filmes, del modo de desenvolverse de McCarey; y en verdad, ambos tienen un físico parecido. Impresionante resultó su dibujo sobre las penas de la tercera edad en Dejad paso al mañana (1937), que según Orson Welles “haría llorar a las piedras”, sólo comparable a Cuentos de Tokio de Ozu. McCarey concibió la historia tras leer un relato de Viña Delmar, en medio de la pena por la muerte de su padre, a quien describía como un auténtico amigo.
Cumbre del romanticismo, firmó dos versiones de Tú y yo, una de 1939 con Charles Boyer e Irene Dunne, la otra de 1957 con Cary Grant y Deborah Kerr, de las que prefería la primera. La idea nació de una discusión con su esposa Stella, a la que siguió un viaje de reconciliación en barco. El Empire State Building devino en símbolo de los encuentros imposibles, pues la cita amorosa de los protagonistas en el emblemático edificio se veía fatalmente truncada por un accidente. Que pese a sus altibajos personales McCarey era un sincero católico, lo prueban sus dos emotivos títulos ‘de curas y monjas’: Siguiendo mi camino (1944), Oscar al mejor film, con grandes trabajos de Bing Crosby y Barry Fitzgerald como sacerdotes de una parroquia; y Las campanas de Santa María (1945), con la encantadora ‘sor’ Ingrid Bergman.
Jean Renoir dijo que “McCarey entiende a la gente, quizá mejor que ningún otro en Hollywood”. Para John Ford era “el primero entre nosotros”, y Howard Hawks y Ernst Lubitsch coincidían en verle como “el mejor”. De su talla humana da idea su entrevista con Peter Bogdanovich en su último año de vida, cuando padecía un enfisema. Se daba cuenta de que la historia del cine necesitaba sus recuerdos, y pese a las dificultades para hablar, accedió de buen grado. La admiración de Bogdanovich por McCarey se plasmó en Leo, personaje protagonista de Nickelodeon.
Premios
Nominado a 1 premio
- Dirección Las campanas de Santa María
Ganador de 2 premios
- Dirección Siguiendo mi camino
- Argumento cinematográfico Siguiendo mi camino
Ganador de 1 premio
- Dirección La pícara puritana