
Henry Hathaway
86 años ()El marqués de Hollywood
Ni los estudiosos del cine suelen citarle entre sus favoritos o reivindicarle, y no recibió ningún Oscar. Pero ni falta que le hace, porque Henry Hathaway llenaba las salas de cine con sus amenas películas. Se le conoce especialmente por sus westerns, aunque se prodigó en múltiples géneros.
Hathaway era conocido por ser un hombre de fuerte carácter. Durante un rodaje, tenía contratado a un tipo exclusivamente para que le asara una patata para el desayuno. Como el productor no tenía muy clara su utilidad y tenía que economizar gastos le despidió. Al llegar al día siguiente, Hathaway entró en cólera. "¡O me traen mi patata o no ruedo la película!", gritaba.
Nacido el 13 de marzo de 1898 en Sacramento (California, EE.UU.), Henri Leonard de Fiennes era hijo de Rhody Hathaway, actor de teatro reconvertido en manager, y de la marquesa Lillie de Fiennes, que acabó también dedicándose a la actuación como Jean Hathaway. En principio, el joven Henry –que heredó el título de marqués– quería seguir los pasos paternos y triunfar como actor desde muy pequeño, pero sólo llegó a intervenir brevemente en algún western de Allan Dwan y rodó como secundario el corto The Storm Woman, de Ruth Ann Baldwin.
Interrumpió su carrera la I Guerra Mundial. Tras combatir en Europa volvió a Estados Unidos, donde intentó dedicarse a las finanzas, aunque pronto decidió volver a Hollywood, para probar fortuna, esta vez en la parte técnica. Descubrió que se le daba bastante bien tras ejercer como asistente de dirección de Fred Niblo en Ben-Hur (1925), de Josef von Sternberg, en Marruecos, y de Victor Fleming en El canto del lobo, entre otros.
En 1932, Paramount le encargó su primer proyecto como director, El legado de la estepa, film de serie B basado en una novela del oeste de Zane Grey. Decidió darle una oportunidad como protagonista al entonces totalmente desconocido Randolph Scott. El resultado fue tan bueno, que director y actor repitieron en otros seis westerns de corte similar, que también adaptaban a Grey: La pradera salvaje, La horda maldita, El paso del ocaso, El hombre del bosque, To the Last Man y El último rodeo. También recurriría a Scott en Go West Young Man, aunque ahí no interpretaba a un cowboy.
Con Gary Cooper rodó el drama romántico Sueño de amor eterno, seguido del título que consagraría definitivamente al realizador, Tres lanceros bengalíes, un clásico del cine de aventuras coloniales. Por la cinta, Hathaway obtuvo una candidatura al Oscar al mejor director, la única de su prolífica carrera. Cooper también protagonizó a sus órdenes Almas en el mar, y La jungla en armas, otra de las grandes cintas en la carrera de ambos.
Demostró su versatilidad con el intenso drama El camino del pino solitario, que contaba con Sylvia Sidney, Fred MacMurray y Henry Fonda en uno de sus primeros papeles protagonistas. Salió también airoso de sus incursiones en el género negro, con La casa de la calle 92, El beso de la muerte, Johnny Apollo o 13 Rue Madeleine.
Se casó en 1922, con Elvira, su novia de siempre, a la que adoraba. Hathaway rodaba casi siempre en exteriores en una época en la que predominaban las filmaciones en estudio. Le sacó partido especialmente a las localizaciones naturales en sus producciones de alto presupuesto para Fox, el film bélico Rommel, el zorro del desierto, y el thriller Niágara, con una memorable interpretación de Marilyn Monroe.
Resultan especialmente logradas las colaboraciones del marqués Hathaway con 'el duque' John Wayne. Tras la cinta de aventuras Alaska, tierra de oro rodaron los redondos westerns Los cuatro hijos de Katie Elder y Valor de ley, por la que el actor obtuvo por fin el ansiado Oscar al interpretar a un sheriff tuerto. Ambos también formaron parte de la superproducción en Cinerama La conquista del oeste, codirigida con John Ford y George Marshall. Hathaway solía ser bastante déspota durante los rodajes, y era famoso porque en numerosas ocasiones le echaba una bronca a alguien que hubiera metido la pata. "Para ser un buen director tienes que ser un bastardo. Y yo soy un bastardo", llegó a declarar. Pero Wayne conseguía consolar al amonestado con sus anécdotas y gracias habituales.
Wayne y Bronston rodaron con Hathaway en España El fabuloso mundo del circo, pero por una serie de desafortunados sucesos encadenados se encareció tanto que acabó arruinando al productor Samuel Bronston. En un descanso, Wayne decidió pasarse por un cine de la madrileña Gran Vía para ver su película Misión de audaces, porque tenía mucho interés en verse hablando en español. Se reía tantísimo que se paró la proyección. Al encenderse las luces, el público no daba crédito al hecho de que estuviera allí el reconocido actor.
Al final de su carrera, Hathaway dirigió a Steve McQueen, como un mestizo medio indio en Nevada Smith. Mezcló western e intriga en la apasionante El póker de la muerte, con Robert Mitchum y Dean Martin. También colaboró en Aeropuerto, de George Seaton, filmando varias secuencias en exteriores y se despidió del cine con Chantaje criminal, un film de acción menor en su filmografía. Falleció en 1985, de un ataque al corazón.