
Jean-Paul Belmondo
88 años ()Premios: 1 Festival de Venecia Ver más
Bébel
Explotó mejor que nadie la imagen del caradura simpático. Apodado cariñosamente Bébel, por sus compatriotas, se lo han disputado los directores de mayor prestigioso, y ha hecho carrera en el cine de aventuras más comercial. Jean-Paul Belmondo es una de las grandes leyendas del cine francés, que ha muerto a la edad de 88 años.
Nacido en Neuilly-sur-Seine (Francia), el 9 de abril de 1933, Jean-Paul Belmondo es hijo del renombrado escultor parisino de ascendencia italiana Paul Belmondo y de la pintora Madeline Rainaud-Richard. Tiene dos hermanos, el productor de cine Alain Belmondo y la bailarina Muriel. No era buen estudiante, tenía constantes problemas en los diferentes colegios a los que asistió, y estaba más interesado por el deporte que por los libros, por lo que acabó convertido en boxeador amateur en su juventud. Acabó con la nariz rota, lo que con el tiempo ha sabido explotar en papeles de tipo duro.
Después le atrajo la interpretación, y se metió en el Conservatorio de Arte Dramático de París. Hizo algo de teatro antes de debutar en la gran pantalla con A pie, a caballo y en coche, aunque todas sus escenas se quedaron en la mesa de montaje.
Su carrera empezó a despuntar cuando se convirtió en "muso" de la Nouvelle Vague. Intervino en Una doble vida, de Claude Chabrol, y después en uno de los títulos emblemáticos del movimiento, Al final de la escapada, de Jean-Luc Godard, junto a Jean Seberg. Interpretaba a un delincuente que se reencuentra con la chica de la que estuvo enamorado. Con su estilo innovador, revolucionó el cine y señaló el camino para los directores del movimiento emergente.
A lo largo de la década de los 60, Belmondo intervino en importantes películas, como Dos mujeres, de Vittorio de Sica, La sirena del Mississippi, de François Truffaut, A todo Riesgo de Claude Satet y El cerebro de Gérard Oury. También volvió a ponerse a las órdenes de Godard, en Una mujer es una mujer y Pierrot el loco.
Repitió varias veces a las órdenes de Jean-Pierre Melville, con quien rodó los thrillers El guardaespaldas (1963) y El confidente, y el drama Leon Morin, prête, donde interpretaba a un sacerdote que fascina a una militante comunista, durante la ocupación alemana.
También es bastante destacable su prolífica asociación con el realizador Philippe de Broca, con el que explotó su físico atlético y sus virtudes para el cine de aventuras y acción, en títulos como Cartouche, El hombre de Río, –que incluía también mucho humor–, Las tribulaciones de un chino en China –adaptación de la novela de Jules Verne– Cómo destruir al más famoso agente del mundo, y El incorregible, que fue su última colaboración.
En el cine francés, Belmondo sólo tenía un rival: el guaperas Alain Delon. Cuando ambos se juntaron en la misma cinta, el drama criminal Borsalino, reventaron las taquillas. En la filmografía de Belmondo destaca también otro thriller en la misma línea, El clan de los marselleses, con Claudia Cardinale.
A lo largo de los 70, Belmondo –que había formado su propia compañía– se involucró como productor en sus películas, aunque tuvo un sonoro fracaso comercial, Stavisky, de Alain Resnais, que le hizo apartarse para siempre del cine de vanguardia.
En los 80 combinó el cine de acción –con títulos como El profesional, As de ases, o El imperio del león– con numerosas interpretaciones en el teatro, al que ha dedicado casi en exclusiva la última etapa de su carrera. Aún así, tuvo mucha repercusión en Francia Testigo de excepción, versión libre de "Los miserables" de Victor Hugo en la época de los nazis, y volvió a unirse a Alain Delon en la comedia Uno de dos, de Patrice Leconte.
Divorciado de Elodie Constantin, estuvo unido a Natty Belmondo, que actuó con él en Testigo de excepción, aunque la dejó por la jovencísima Barbara Gandolfi. El peor suceso de su vida le sobrevino cuando Patricia, su hija mayor, murió en un incendio, en 1994.
Bébel es muy querido en su país. No sólo fue distinguido con la Orden de la Legión de Honor por el presidente de la República, sino que también fue presidente del Sindicato de Actores en los 60. El Festival de Cannes le ha rendido tributo otorgándole una Palma de Oro honorífica.