
William H. Macy
73 añosPremios: 0 Oscar (más 1 nominaciones) Ver más
Pasión interpretativa
Su nombre está ligado al de autores con sello de calidad como Woody Allen, Paul Thomas Anderson, los hermanos Coen –que le catapultaron a la fama– o David Mamet, presente desde los inicios de su carrera y con quien estudió en la Goddard College. Su rostro, más allá de su nombre, es a estas alturas conocido por todos...
Su autodefinición de “tipo estereotípico de clase media, WASP y luterano, un tipo corriente...” le ha llevado a interpretar papeles en películas comerciales y sobre todo en el cine independiente, donde ha explotado un talento que le ha granjeado multitud de reconocimientos. Interesado en transmitir su experiencia, es profesor de interpretación a la vez que director de teatro y guionista. Un tipo nada corriente...
William Hall Macy, Jr. nació el 13 de Marzo de 1950 en Miami, en el estado de Florida de Estados Unidos. Es hijo de un condecorado piloto de la Segunda Guerra Mundial y de una viuda de guerra que aportó un hijo al matrimonio, Fred. Éste enseñaría a William a tocar la guitarra, quien tras superar su timidez de adolescente, comenzó a cantar en un show de talentos con mucha aprobación del público. Tras acabar el instituto creó un grupo de folk-rock llamado The Minnensingers y aunque ya le tiraban las tablas, se matriculó en Veterinaria en la Universidad de Bethany. No tardaría en dirigirse hacia la interpretación en dicha universidad para terminar en la citada Goddard College, escuela de artes de Vermont bajo la tutela de David Mamet.
Su encuentro con el célebre dramaturgo fue definitivo y tras graduarse en dicha escuela en el 71, juntos fundaron con el también guionista Steven Schachter, la exitosa compañía teatral St. Nicholas Theater Company en la ciudad de Chicago. Macy, que ya venía de interpretar piezas tanto clásicas como contemporáneas en su etapa de formación, interpretó aquí personajes en obras de Mamet, tales como “The Water Engine” y “American Buffalo”, siendo nominado por sucesivos papeles en los galardones Joseph Jefferson. Junto a Mamet concebiría la técnica de interpretación “Practical Aesthetics”, basada entre otras en las enseñanzas del método Stanislavski, y fundarían en 1985 la compañía teatral The Atlantic Theater Company en Nueva York. En esta ciudad, a la que se mudaría en 1980, trabajó en más de cincuenta obras de Broadway y off-Broadway, a la vez que sacó provecho de su voz grabando anuncios, alguno de cuyos eslóganes serían célebres con el tiempo. En ese mismo año debutaría en el cine con la comedia romántica Amor por sorpresa. A esta le seguirían algunos trabajos para la televisión, como The Boy Who Loved Trolls (1984) donde prestaría su voz a la tortuga Sócrates, así como en la sitcom Kate & Allie y en las series hospitalarias Hospital General y Urgencias. Sus consiguientes trabajos para este medio le han llevado a ganar dos Emmys en la categoría de actor principal y guión en el telefilm Door to Door (2002). También conseguiría el premio del Sindicato de Actores por esta película, así como por su trabajo en la serie cómica Shameless (2014).
Sin duda, su mayor reconocimiento llegaría con la nominación al Oscar por interpretar a Jerry Lundegaard en Fargo (1996), dirigida por los hermanos Coen. Esto relanzó su carrera, si bien venía ya de una fructífera colaboración con Mamet en diversas películas, tales como Casa de juegos (1987), Las cosas cambian (1988), Homicidio (1991) y Oleanna (1994). Posteriores a Fargo son State and Main (2003) y Spartan (2004).
Woody Allen también había llamado a su puerta para Días de radio (1987) y Sombras y niebla (1991). Steven Zaillian le requirió para En busca de Bobby Fischer (1993) y Acción civil (1998) y con Paul Thomas Anderson también hizo doblete en Boogie Nights (1997) y Magnolia (1999).
Otros títulos destacables son la comedia romántica Benny & Joon (1993) de Jeremiah S. Chechik, el thriller El cliente (1994), dirigida por Joel Schumacher, y los dramas Profesor Holland (1995), donde compartía cartel con los oscarizados Richard Dreyfuss y Olympia Dukakis, y Fantasmas del pasado (1996), de Rob Reiner, junto a Whoopi Goldberg y Alec Baldwin.
En 1997 se casó con la también actriz Felicity Huffman (la inolvidable Lynette Scavo en la serie Mujeres desesperadas), a la que conoció siendo su alumna en la Atlantic Theater Company. De su unión nacieron 2 hijos, Sofia y George. De ese año es Air Force One, de Wolfgang Petersen, junto a Harrison Ford. Un año más tarde rodaría Pleasantville, de Gary Ross, junto a Tobey Maguire y Reese Witherspoon, al igual que Psycho, el remake del clásico a las órdenes de Gus Van Sant. En 2001 rodaría Parque Jurásico III de Joe Johnston, con los Coen y Spielberg en la producción. Tras las destacables Bienvenidos a Collinwood y Seabiscuit y junto a un reparto coral le veríamos en Bobby, de Emilio Estévez, y colaborando con David Lynch en Inland Empire. Del 2011 es El inocente, basada en la novela de Michael Connelly, junto a Marisa Tomei. Las sesiones, del 2012, reportarían a su compañera Helen Hunt múltiples nominaciones. En 2014 por fin podría compartir de nuevo pantalla con su mujer, Felicity Huffman, en el drama Cake, ya que no trabajaban juntos desde Las cosas cambian (1988). La película se estrenó en una sección del Festival Internacional de Cine de Toronto.
Su trabajo más actual para la televisión es en la serie Shameless (2011), versión americana de la serie homónima original del Reino Unido, que cuenta la historia de una familia disfuncional en la cual el cabeza de familia pasa ebrio la mayor parte del día y sus hijos viven en la absoluta desatención. La adaptación norteamericana nos llega de manos de John Wells (El Ala Oeste de la Casa Blanca). Macy la adora, ya que cree que “el mejor material se encuentra ahora mismo en la televisión”. También disfruta con la carpintería (apareció en la portada de una revista de bricolaje) y confiesa no defenderse en la cocina: “de vez en cuando hago algo bueno, pero si me pones una pistola en la cabeza, no sabría repetirlo”. Felicity se lo perdonará. A nosotros nos queda su impecable trabajo que parte de sus sabias reflexiones: “el trabajo del actor no es ser gracioso. Ése es el trabajo del guionista. El trabajo del actor es resultar creíble y, entonces, surgirá el humor”.