
Carmen Maura
75 añosCarmen Maura
Premios: 3 Goya (más 2 premios) Ver más
La eterna primera vez
Carmen Maura es espontánea, natural, divertida, con un punto de ingenuidad. Es veterana de la vida y del trabajo, pero conserva la mirada pícara y curiosa de quien descubre todo por primera vez. Su tono de voz también retrotrae a esa niñez evocada en su mirada. Como una niña, Carmen tiene el don de hacer creíble lo increíble. Personajes cotidianos con un aroma surrealista, imprevisible, inesperado, que ella convierte en la cosa más normal del mundo.
Carmen García Maura nació en el castizo barrio de Chamberí en Madrid el 15 de septiembre de 1945. Hija de un oftalmólogo y descendiente por la rama materna de Antonio Maura, cinco veces presidente del Consejo de Ministros de España. Estudió Filosofía y Letras, y Bellas Artes en París. En 1964 se casó con el abogado Francisco Forteza con quien tuvo dos hijos: Carmen y Pablo. Durante aquellos años hacía teatro por afición y era directora de una galería de arte de Madrid. Entonces un crítico se dirigió a ella para sugerirle que se dedicara a la interpretación de manera profesional. Según cuenta la propia Carmen, se decidió en seguida: “Lo de actuar se me hacía facilísimo”. Es la única cosa que siempre ha hecho bien de verdad, recuerda.
Esta decisión marcó su vida profesional –por razones obvias– y personal. Carmen tuvo problemas con su familia y su marido, que pidió el divorcio en 1970. Tras la separación, el letrado se hizo con la custodia de sus hijos, a los que Carmen no vio hasta que fueron adultos. Pero decidida a cumplir su vocación artística, se entregó a un sinfín de trabajos en televisión y teatros de todo tipo. El nuevo ambiente que frecuentaba la acercó a directores de cine que daban sus primeros pasos y que se harían hueco en la historia cinematográfica española.
En los setenta comenzó su carrera en cortos y largometrajes. Una carrera que le ha hecho acumular más de 100 títulos tanto en cine como en televisión. Durante sus primeros años trabajó con esos nuevos amigos que empezaban: Pilar Miró, La petición (1976); Fernando Colomo, Tigres de papel (1977), ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? (1978) –macabra aproximación a su vida, pues en esta cómica ficción su ex le quitaba los hijos- y La mano negra (1980); Carlos Saura, Los ojos vendados (1978).
En actividad constante, la década de su debut fue también la de su unión al como ella novato Pedro Almodóvar. Mucho se ha hablado de las “chicas Almodóvar” y quien primero ostentó este título y quizás con más razón fue Carmen Maura. Protagonizó su primer largometraje, Folle... folle... fólleme Tim! (1978), para hacer lo propio en la transgresora e irreverente Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980). La década de los ochenta fue eminentemente “almodovariana” a pesar de que no dejó de trabajar con otros directores. Con el manchego hizo Entre tinieblas (1983), ¿Qué he hecho yo para merecer esto!! (1984), Matador (1986), La ley del deseo y como colofón, Mujeres al borde de un ataque de nervios (1989). En más de una ocasión ha dicho que el rodaje más difícil de su carrera fue el de Mujeres... Algo pasó entre ella y Pedro, que se separaron durante dos décadas. Ninguno ha dado detalles al respecto aunque tampoco han ocultado que su relación cambió desde entonces. Sin embargo, Almodóvar supo explotar a la perfección en todas sus colaboraciones la gran virtud de Carmen: la normalidad. Ella misma dice que su físico nunca ha sido el típico de actriz-estrella gran diva de la pantalla. Pero hay algo más. Cada uno de sus trabajos parece el primero. Tiene una envidiable capacidad para hacer que la ingenuidad y espontaneidad afloren siempre. Algo que desemboca en la normalidad mencionada. Carmen puede ser una “Maruja” -¿Qué he hecho yo...!!- o una actriz y dobladora -Mujeres...– haciendo las cosas más inverosímiles pero que en los personajes que construye resultan normales y por lo tanto creíbles.
Las cosas se enfriaron con su querido Pedro, pero tenía motivos de sobra para sonreír. Ganó el Goya a la mejor actriz por Mujeres..., además de ser uno de los rostros más populares del país gracias al programa de entrevistas de televisión “Esta noche”. Maura no ha despreciado nunca la pequeña pantalla, donde siempre ha trabajado y reconoce además que el trabajo de presentadora es el que más le ha costado hacer.
Por lo dicho hasta ahora parece claro que el terreno de Carmen es la comedia, donde encaja a la perfección. Trabajos como el de ¡Ay, Carmela! (1990), a las órdenes de Carlos Saura, y que le sirvió para ganar su segundo Goya, así lo atestiguan. Pero Maura nunca se ha amilanado a la hora de aceptar trabajos en otros géneros como el drama Sombras en una batalla (1993), de Mario Camus, donde interpretó a una antigua terrorista de ETA, y el estupendo drama familiar El rey del río (1995), de Manuel Gutiérrez Aragón. Sin olvidar el thriller en Lisboa (1999), de Antonio Hernández.
Si en la década de los ochenta era inevitable hablar de Almodóvar, en los noventa es ineludible el cine francés. Carmen rodó numerosas películas en el país vecino como Alice y Martin (1998), donde secundó a Juliette Binoche. Incluso ganó el César –equivalente al Goya– en Francia con La alegría está en el campo (1995). Esto no quiere decir que se olvidara de España, donde nunca dejó de trabajar. Su siguiente éxito patrio fue La comunidad (2000), la comedia negra de Álex de la Iglesia con la que ganó su tercer Goya. Su vendedora de pisos dispuesta a hacerse con el botín encontrado en una vivienda rodeada de los vecinos más inverosímiles, le hicieron pronunciar estas palabras: “Yo sé que se me da bien hacer real prácticamente todo, hasta lo más raro. Pero es que en esta ocasión me he encontrado con un papel bombón”.
Y entonces “volvió”. Pedro Almodóvar la llamó para que interpretara a Irene en Volver (2006). El reencuentro no pudo ser más satisfactorio –Goya incluido para los dos–. Carmen está perfecta en su papel secundario, casi fantasmagórico, de madre de Penélope Cruz y Lola Dueñas. Ejemplo perfecto de la virtud para hacer reír y llorar desde la más absoluta de las cercanías. Durante los últimos años el mercado internacional se ha interesado por estas dotes y le ha ofrecido pequeños papeles en Zona libre (2006) de Amos Gitai y Tetro (2009), de Francis Ford Coppola. En la pequeña pantalla, sin embargo, ha optado por traer lo foráneo a suelo nacional con su trabajo en versión española de la exitosa serie de televisión norteamericana Las chicas de oro.
Durante todos estos años de trabajo Carmen ha tenido tiempo para vivir otro varapalo amoroso. Si tras su primera relación perdió a sus hijos, en un noviazgo posterior perdió todo su dinero. Desplumada por sus parejas, Carmen confiesa que se planteó en varias ocasiones que algo no funcionaba bien en ella. Ahora el tiempo ha pasado y la actriz disfruta de sus hijos y de la única nieta que tiene. Sigue siendo cálida, sencilla, como su Irene de Volver. Ambiciona pocas cosas y menos en el terreno profesional, donde entre tanto trabajo se ha colado más de un título para olvidar. Pero aún así, “nunca he querido hacer ningún papel que no me hayan ofrecido”, afirma. De acuerdo con esta filosofía, Carmen continúa trabajando y disfrutando como si fuera nueva en todo esto; ni la Medalla de Oro de la Academia de Cine Española recibida en 2009, ha cambiado un ápice su esencia. Una veteranía de la que nunca se ha separado esa mirada achispada de niña que está deseosa por conocer el mundo.
Ganador de 1 premio
- Actriz principal La comunidad
Ganador de 1 premio
- Actriz principal ¡Ay, Carmela!
Ganador de 1 premio
- Concha de Plata a la mejor actriz La comunidad
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