Lista de películas del género Musical

Iain Forsyth y Jane Pollard filman un día en la vida del músico de rock Nick Cave (Warracknabeal, Australia, 1957). No es un documental al uso, puesto que las situaciones han sido creadas "ad hoc" para este retrato del artista, de tal manera que sin dejar de tener una estimable autenticidad puede hablarse con propiedad de falso documental o documental de ficción. Así, le vemos acudir a un psicólogo, grabar en un estudio, ir en coche de un lado a otro, conversar con su amigo y colega Warren Ellis, etc. Es más, el propio Nick Cave hace las veces de guionista, junto con los directores; y como buen compositor sabe hacerlo, escribe y habla con propiedad, utilizando un lenguaje rico y expresivo. No es la primera vez además que trabaja para el cine, y no sólo en el apartado de bandas sonoras, sino en el aspecto narrativo. Actor ocasional, ha sido sobre todo guionista de La propuesta, impactante y moderno western australiano dirigido por su compatriota y amigo John Hillcoat. En 20.000 días en la Tierra se nota además que Cave maneja bien los resortes narrativos del cine, como en esas secuencias en que imagina interlocutores en su coche –la cantante Kylie Minogue, el actor Ray Winstone, su ex compañero de banda Blixa Bargeld– mientras da rienda suelta a conversaciones sobre temas variados. Que Nick Cave es un tipo con una marcada personalidad no es descubrir nada nuevo. Ha triunfado en el mundo del rock desde muy joven, sobre todo con su banda Nick Cave & The Bad Seeds, creada en 1983. Su estilo es oscuro, melódicamente seco y contundente, incluso violento en su turbulento lirismo. Es una estrella con todas las de la ley, y sabe que lo es, de modo que en este documental hay mucho de ejercicio narcisista (ya el título se refiere a los días vividos por el artista), de introspección psicológica (en donde sale a relucir su pasado; las relaciones con su padre, fallecido cuando él tenía sólo 19 años; sus primeras experiencias amatorias, etc.). Visualmente estamos ante un producto poderoso, que se adentra en el mundo interior de una persona atrayente, misteriosa, pero que parece vivir auténticamente sólo cuando interpreta a su personaje de estrella, de músico idolatrado. Sin embargo, en el fondo, acaba faltando emoción en el conjunto y el meollo del documental está más vacío de lo que se preveía. Por eso, destacan los momentos puramente musicales, algunos logrados, como por ejemplo en las tomas del tema Higgs Boson Blues, rodado en estudio.

Manchester, años 70. Un presentador de televisión, inspirado por Sex Pistols, crea un sello discográfico, Factory Records. Lo que sirve para repasar esos moviditos años de sexo, drogas y música cañera. El ecléctico Michael Winterbottom (western en El perdón, drama familiar en Wonderland, adaptación literaria de Thomas Hardy en Jude, la ciencia ficción en Código 46, el alegato antibélico en Camino a Guantánamo) sorprende con otro cambio de tercio, de ritmo e imaginería envidiables, el mundo de la música con aires de documental.

Un amor que parecía perfecto, nacido en noche de carnaval en Buenos Aires, y que cuenta con la aprobación de los padres de los respectivos novios, peligra cuando ella descubre la presencia de él en la habitación de la doncella. Melodrama atravesado de sentimentalismo.

Historia de cómo la calle 52 de Nueva York se convirtió en el club nocturno "Row" en la década de 1930.

Una mujer entra en un bar donde todos los clientes y los camareros permanecen en silencio, mirando al suelo. De repente, se escucha una canción... El corto más reconocido de Nacho Vigalondo, que ya había rodado otros anteriormente. Este divertido musical obtuvo la hazaña de ser nominado al Oscar al mejor corto.

Los documentales que transcurren en el mundo de la música suelen tener en el punto de mira de la cámara a artistas ampliamente reconocidos. Martin Scorsese se ha fijado en los Rolling Stones, Jonathan Demme ha hecho lo propio con Neil Young, Tom DiCillo con The Doors... En el reconocimiento a otros talentos musicales Searching for Sugar Man supuso un paso de gigante, pues Malik Bendjelloul prestaba atención al fenómeno de Rodríguez, un músico olvidado y casi milagrosamente recuperado. Ahora Morgan Neville va más allá, al prestar atención a los conciertos de los grandes artistas, pero para saber un poco más de los que, como dice el título, están a 20 pasos de la fama, aquellas personas que hacen los coros de las grandes estrellas, discretamente situadas al fondo del escenario, y que pese a su enorme talento son grandes desconocidos para el público. El espectador se lleva en A 20 pasos de la fama bastantes sorpresas, como la de saber que muchas de las mujeres que están tras los grandes artistas haciendo los coros aprendieron a cantar en los coros de las iglesias, un lugar que lejos de cortarles las alas les permitió desarrollar su talento. Y escuchando sus testimonios y el de los famosos a los que sirven –Bruce Springteen, Sting, Stevie Wonder, Mike Jagger, etc–, vemos la contribución a creaciones de estilos muy diversos, desde el obvio gospel al blues y el soul, hasta llegar al rock. Contribución que, si no entre el público popular, sí ha obtenido reconocimiento en el gremio musical, pues por ejemplo Darlene Love, a la que oímos cantar en solitario en el documental, un momento electrizante, entró en el Salón de la Fama del Rock, una hazaña reservada sólo a unos pocos elegidos, y no ciertamente coristas. La combinación de música e historias personales funciona bien para contar una historia diferente. Por supuesta, entre las entrevistadas, no falta el relato del intento de hacer una carrera en solitario, lo que en algún caso, Sheryl Crow, que fue corista para Michael Jackson, acabó saldándose con el éxito. Aunque todo el público puede disfrutar del documental, es evidente que el espectador melómano conocedor del mundillo lo disfrutará más, al tiempo que descubre tal vez algo nuevo. El film ha sido multipremiado, y entre sus galardones destaca el Oscar al mejor documental.

Juan, un joven de provincias, se traslada a Madrid para intentar triunfar como cantante. Aunque acude con su guitarra a todos los clubs solicitando trabajo, nadie parece interesado en él. En su periplo, conocerá a un grupo de pop al que decide unirse, y a Marcela, una atractiva mujer de la que se enamora. El cantante Juan Pardo y el grupo Fórmula Quinta protagonizan un film sobre el mundillo de la música en España en los años 60. Aparecen como estrellas invitadas personajes relevantes de aquel momento, como los locutores televisivos José María Íñigo y José Luis Uribarri.

Extraño e intenso musical dramático concebido para Broadway por Michael Bennett. Zach, un coreográfo de una obra que se va a estrenar en Broadway, supervisa un casting en el escenario de un teatro neoyorquino. A lo largo de la película los bailarines irán dejándose el pellejo en las tablas, mientras el estricto coreógrafo examina el talento de sus cuerpos y el interior de sus almas. Porque, en efecto, les hace abrirse y declarar por qué están allí, cuáles son sus aspiraciones. Y no entiende que una antigua novia haya aparecido para intentar lograr un papel, pues, se adivina, su ruptura fue dolorosa. Michael Douglas interpreta a Zach y dirige el grandioso espectáculo el actor inglés convertido en director Richard Attenborough, célebre por realizar el biopic Gandhi. Las coreografías en un escenario único son muy vistosas, y las canciones con fuerza, lográndose una obra muy cinematográfica, algo a priori no tan sencillo.

Adaptación del famoso cuento navideño de Dickens, en esta ocasión en la versión musical con partitura de Alan Menken –bien conocido por sus aportaciones a los filmes animados de Disney–, y libreto de Lynn Ahrens y Mike Ockrent. El avaro Scrooge tendrá ocasión de reconsiderar su trayectoria vital cuando recibe la visita de los fantasmas de las navidades pasadas, presentes y futuras. Destaca entre las canciones la voz de Jennifer Love Hewitt en el tema "A Place Called Home".

La alegre muchacha Nan Spencer ha gastado todos sus ahorros en un crucero, con tan mala fortuna que el barco naufraga. Para compensarla, la compañía marítima le ofrece la posibilidad de hacer un recorrido turístico en La Habana. Una vez allí, a la muchacha no le faltarán pretendientes además, de verse envuelta en mil y un números musicales. Estupendas canciones de Harry Warren y Mack Gordon en un típico musical de la Fox, con sus estrellas correspondientes –en este caso Alice Faye y John Payne–, secundados por los exóticos Carmen Miranda (que canta 'Rebola a Bola' con evidente dominio corporal) y el galán Cesar Romero. Mucha rumba y diversión, filmada en llamativo Technicolor.

Pícaro film sin apenas recorrido. Está protagonizado por el cantante Peret, que también interpreta a un famoso cantante en la película, llamado Pedro. El caso es que el dueño de un club le presenta a una tal Ángela y Pedro se enamora de ella. La chica es la secretaria de un psiquiatra, por lo que el enamorado decide acudir a la consulta de éste como paciente. Dirige esta comedieta epidérmica y graciosilla el especialista Mariano Ozores. Destaca José Luis López Vázquez interpretando al doctor. Por supuesto, Peret hace gala de su don cantarín.

1961. Una semana en la vida del cantante folk Llewyn Davis, joven apaleado por la vida, que trata de abrirse camino en el Greenwich Village neoyorquino, o viajar a Chicago para una prueba con el mítico productor Bud Grossman. Acostumbrado a dormir en sofás de casas ajenas, sin relaciones sentimentales duraderas, experiencias como la muerte de su compañero musical con el que grabó un disco, novias embarazadas que suponen un “problema” y un progenitor con demencia senil, conforman una vida triste, donde el éxito artístico no está, ni mucho menos, garantizado. Los hermanos Joel Coen y Ethan Coen, guionistas y directores de A propósito de Llewyn Davis, siguen dando pruebas inequívocas de la madurez artística alcanzada y de la coherencia de los temas que van conformando su rica filmografía, el Gran Premio del Jurado en Cannes, un festival que les ama, es muy merecido. Con el tema homérico del viaje del héroe –ya presente en O Brother!, al igual que el de la música folk– y el del talento artístico que se ahoga, no logra ser reconocido mientras se ve acompañado de mil penalidades –cuestión abordada en Barton Fink–, componen una película muy coherente y equilibrada. La estructura circular no suena a artificiosa, y el conjunto, con una fotografía de colores apagados, resulta muy adecuada para la historia de una vida cotidiana y depresiva, donde lo logrado no responde a las expectativas, incluidos momentos de corte casi surrealista. No buscan los Coen coartadas para el protagonista, simpatizan claramente con él pero no ocultan sus ramalazos de indudable egoísmo, incluidas situaciones que son un verdadero puñetazo en su rostro, no sólo los que le propina el tipo trajeado en el callejón, sino pasajes como el de la clínica abortista, donde los supuestos “problemas resueltos” asoman con una nueva e inesperada dimensión en el camino, las decisiones tomadas tienen consecuencias. Las canciones que salpican la narración de A propósito de Llewyn son maravillosas, muchas tradicionales –“si son viejas y suenan como nuevas, entonces son folk”–, con letras adecuadas a la situación vital del protagonista, y en muchos casos repletas de alusiones a conocidos temas y artistas que sabrán reconocer los iniciados. Oscar Isaac, cantante guatemalteco criado en Miami, y que había hecho sus pinitos en el cine, asume con poderío el papel del “perdedor” protagonista –¡cuántos perdedores de cine memorables han creado los Coen!–, cantando muy bien los diversas canciones. Le secundan perfectamente los secundarios, la mayoría desconocidos, aunque se puede ver a actores como F. Murray Abraham, Justin Timberlake, Carey Mulligan y John Goodman.

Amy Martin es una atractiva viuda que no puede lograr que hagan carrera sus tres traviesos hijos. Uno de ellos envía accidentalmente señales de morse, que son interceptadas por el barco del comandante Weedon, quien decide investigarlas. Cuando llega a casa de los Martin se enamora de inmediato de Amy. A pesar de las negativas de ella a abandonar el hogar, Weedon hará todo lo posible por conquistarla. Comedia romántica, más bien ligera y destinada al público juvenil, con un buen reparto encabezado por Shirley Jones y Gig Young, acompañados de Red Buttons como uno de los pretendientes de la viuda. Obtuvo una candidatura a los Globo de Oro como mejor película en la categoría de comedia o musical.

Comedia musical, aunque más centrada en el primer género que en el segundo. No en vano su protagonista principal es el actor Joe E. Brown, que solo con las muecas de su rostro era capaz de provocar la hilaridad entre el respetable. Aquí es un humilde empleado que sueña con ser millonario y conseguir las cosas que nunca ha tenido. Su suerte parece cambiar cuando gana el premio de un crucero, encontrando allí al amor de su vida. El propio Brown entona algunas canciones, entre las que se encuentran melodías paródicas compuestas por los guionistas Kalmar y Ruby ('Goodness Gracious' y 'Keep Your Undershirt'), y otras más serias obra de Al Dubin y Joe Burke como 'As Long As I have You and You Have Me'.

Retrato de la desnortada juventud de los años 80 en España, cuando la llamada "Movida" campeaba a sus anchas por los locales nocturnos más emblemáticos, como Rockola. Bajo la excusa de dos novios que pasan por una crisis cuando él se interesa por otra chica, el film es una sucesión de chuscas secuencias sexuales, desnudos gratuitos y conversaciones vanas de instituto, al tiempo que se alternan actuaciones reales sobre el escenario de los grupos más renombrados de la época, entre los que están Loquillo y los Trogloditas, Alaska y Dinarama, Nacha Pop, Objetivos Birmania, Aviador Dro, etc. El director Ramón Fernández contó con varios actores no profesionales en los papeles de los adolescentes protagonistas.

Especial navideño, simpático pero no memorable, que supone la reunión de Sofia Coppola con Bill Murray doce años después de hacer juntos Lost in Translation. La trama es sencilla, se supone que Bill Murray está preparando un programa para la Navidad, y le están fallando los muchos famosos que iban a acudir, incluido por ejemplo el Papa Francisco. Encima, una tormenta de nieve sacude Nueva York, donde está grabando, y hasta se quedan sin luz, por lo que podrían suspender el programa, que se está haciendo en un hotel, donde también parece que se ha cancelado una boda. En fin, todo es una excusa para ofrecer algunos chistes de Murray, más diversas canciones, la más memorable el "Noche de paz" a cargo de Miley Cyrus, más comedida de lo que se muestra últimamente, como papá Noel minifaldera.

Secuela de Reclutas, película protagonizada por la inefable pareja cómica conformada por Bud Abbott y Lou Costello, que supera a la antecesora a la hora de provocar risas. La excusa es la llegada del dúo a la marina, y por supuesto habrá una trama amorosa de por medio -con Dick Powell de galán en apuros-, y números musicales cortesía de Shemp Howard y las hermanas Andrews. El film contiene algunas de las mejores escenas cómicas de Abott y Costello, como aquella en que el segundo se empeña en demostrar que 28 dividido por 7 es igual a 13.

Una bruja, que ha sido pintada por Goya, descubre que las medias de seda enamoran a los hombres. Sus descendientes femeninos tienen el poder de embrujar cuando se ponen esta prenda. Intrascendente comedia musical de argumento poco inspirado y reparto desigual.