
John C. Reilly
55 añosJohn C. Reilly
¿De qué me suena?
Otra cosa no, pero John C. Reilly suena de maravilla como demostró en Chicago (2002). Es uno de los actores secundarios más valorados del momento. Una profesión que hace que muchos a su alrededor se pregunten: ¿de qué me suena esta cara?
Quien conozca a John C. Reilly por sus últimos trabajos cinematográficos, pensará que es el típico actor de comedia que encaja en los papeles de pardillo de risotada fácil. En esta onda están sus personajes de Pasado de vueltas (2006), junto a Will Ferrell, o las pendientes de estreno Dewey Cox: una vida larga y dura o Promotion. Esta vis cómica del actor, que parece que tiene intención de continuar en títulos como la recién rodada Step Brothers –otra vez junto a Ferrell–, no ha sido la nota dominante de su carrera, donde ha habido papeles para todos los gustos. Su buen hacer como profesional lo ha convertido en uno de los secundarios más valorados del momento. Su trabajo alejado de los focos del protagonista, no supone ningún problema para Reilly, que afirma: “Me encanta que la gente no me reconozca. No saben ni mi nombre. En este mundillo sólo puedo pensar: ‘misión cumplida”. De hecho, le resulta muy cómico que en ocasiones el público sepa que lo conoce pero no de qué, por lo que le dicen todo tipo de comentarios disparatados que no tienen que ver con él.
John C. Reilly nació el 24 de mayo de 1965 en Chicago. Con sólo ocho años comenzó su andadura como actor en la Goodman School of Drama. A partir de ese momento su vida comenzó a estar vinculada al teatro; Se graduó en Bellas Artes en 1987 en la DePaul University Goodman School of Drama. Desarrolló su carrera sobre los escenarios de distintos teatros, incluidos los de Broadway. Su entrega no ha disminuido con los años y Reilly ha sabido compaginar su labor cinematográfica con su trabajo sobre las tablas, que le proporcionaron en 2000 la nominación al Tony por “True West”. En cine debutó en 1989 en la cinta bélica de Brian De Palma Corazones de hierro. Ése mismo año fue llamado por Neil Jordan para que fuera secundario en la comedia Nunca fuimos ángeles. Y es que este tipo de papeles le dieron la oportunidad de trabajar con famosos nombres de Hollywood como Tony Scott en Días de trueno (1990) y Woody Allen en Sombras y niebla (1992). Sin embargo, todavía no había tenido la oportunidad de demostrar su verdadero talento como actor de cine. Aún así, su vida marchaba bien, se sucedían las ofertas y se había casado con la productora Alison Dickey, con la que tiene dos hijos y 16 años de vida en común.
Su capacidad interpretativa comenzó a dejarse notar en títulos como el drama ¿A quién ama Gilbert Grape? (1993), donde fue el rudo amigo del personaje al que interpretaba Johnny Depp. Su faceta más oscura apareció en Río salvaje (1994), donde formó pareja de criminales junto a Kevin Bacon. Si en este título puso en un serio aprieto a Meryl Streep, en Boogie Nights (1997) fue algo así como un mentor venido a menos para Mark Wahlberg. Su papel de estrella del porno en horas bajas dio paso a un nuevo drama bélico en La delgada línea roja (1998). Su buena composición del inculto sargento Storm, encajó como un guante en el excelente trabajo del reparto coral de la cinta.
Diez años después de su debut cinematográfico llegó su primer papel protagonista en la comedia The Settlement, donde fue un estafador. Sin embargo, su carrera continuó por otros derroteros lejanos a la comedia y a los papeles principales. Se atrevió con el drama deportivo en Entre el amor y el juego (1999), donde fue compañero de equipo de béisbol de Kevin Costner. Uno de sus mejores trabajos llegó en Magnolia de la mano del director Paul Thomas Anderson, con quien ya había coincidido en otras ocasiones. Su papel del buenazo oficial de policía Jim Kurring que se enamora de una drogadicta, reveló la faceta más tierna de Reilly. A pesar del buen hacer con este personaje, para su siguiente proyecto cambió de registro y optó por el cine de catástrofes en La tormenta perfecta (2000). Su buen trabajo en Magnolia le abrió las puertas de grandes directores como Martin Scorsese, con quien trabajó en Gangs of New York (2002) y El aviador (2004). Si en la primera dio la vuelta a su oficial Kurring para convertirse en un policía corrupto, en la segunda volvió al papel de amigo del protagonista, interpretado por Leonardo DiCaprio. Ya antes de su segundo trabajo con Scorsese, Reilly demostró de lo que era capaz en el musical Chicago (2002) de Rob Marshall. La calidad observada en Magnolia se consolidó en su papel de Chicago (2002), donde volvió a ser un perdedor bonachón que sólo es capaz de inspirar buenos sentimientos. Reilly es Amos Hart, el marido del personaje de Renée Zellweger, a quien ésta vilipendia y utiliza a su voluntad. La bondad de su personaje queda plasmada en su interpretación del tema musical “Mr. Cellophane”, una actuación completamente conmovedora. Su buen hacer en la cinta de Marshall le valió una nominación al Oscar y el reconocimiento como gran actor. Sin embargo, a partir de ese momento fue hilando títulos de diferente valía. Los más destacables son Las horas (2002), donde fue el insípido marido de Julianne Moore y El último show (2006) de Robert Altman, donde volvió a demostrar su talento como cantante formando un dúo country con Woody Harrelson. Junto a éstos, se encuentran títulos más intrascendentes como Criminal (2004), la versión norteamericana de Nueve reinas, y la cinta de terror Dark Water (La huella) (2006). A partir de ese momento comenzó su período cómico con Pasado de vueltas. Parece que abandonará el género con su siguiente proyecto, Cirque du Freak, un título infantil donde será un vampiro.