
Kevin Bacon
64 añosCon los pies en la tierra
Kevin Bacon es un actor que nunca ha estado en la Luna, y no lo digo porque interpretara a un astronauta en Apolo 13 cuya nave no llegaba a alunizar. Lo cierto es que tiene una larga carrera con películas más que notables.
Kevin Norwood Bacon nació en el seno de una familia numerosa –son seis hermanos– el 8 de julio de 1958 en Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos. Su madre era profesora, su padre arquitecto. Que le interesaban las Bellas Artes lo prueba su consecución de una beca con 16 añitos para estudiar en la Escuela de las Artes del Gobernador de Pensilvania en la Universidad Bucknell. Allí recibió formación actoral. Da idea de su ambición el que dejara su hogar para trasladarse a Nueva York un año después, donde empezó a intervenir en diversas producciones teatrales. A esto seguirían papelitos en series de televisión de escaso interés. Y un debut en Broadway acompañado de unos tales Sean Penn y Val Kilmer en la obra “Slab Boys” de John Byrne.
Los inicios de Bacon no son exactamente memorables, su primera aparición en una película ocurría en la comedia Desmadre a la americana (1978). Su rostro ligeramente aniñado y como de estar “sopa” o ligeramente alelado, con perdón, resulta muy característico, y le facilitará su presencia en algunas películas adolescentes como la terrorífica Viernes 13 (1980) o juveniles de transición a la vida adulta como Diner (Barry Levinson, 1982) y el musical bailarín Footloose (Herbert Ross, 1984). Lo cierto es que año a año suma películas, si no memorables, sí al menos bastante resultonas. En línea con el fantástico y el terror destacan Temblores y Línea mortal, la segunda con actores que darían que hablar –Julia Roberts, Kiefer Sutherland, William Baldwin...–, ambas de 1990; pero también está en la mirada a los mercados bursátiles de Quicksilver (1986), y en las comedias de John Hughes Mejor solo que mal acompañado (1987) y La loca aventura del matrimonio (1988).
La década de los 90 es muy buena para Bacon, varios directores de prestigio se fijan en él. Oliver Stone lo escoge para encarnar a un testigo clave en la teoría de la conspiración de asesinato de Kennedy en JFK (1991). Fue el fiscal del juicio castrense de la muy vibrante Algunos hombres buenos, basada en la obra de Aaron Sorkin, con Rob Reiner tras la cámara; el actor aguantaba el tipo con los carismáticos Tom Cruise, Demi Moore y Jack Nicholson. Tras ser villano frente a Meryl Streep en Río salvaje (1994), tiene, Houston, un problema en Apolo 13 (Ron Howard, 1995). Si los Oscar nunca se han fijado en él, no se puede decir lo mismo del Sindicato de Actores, los compañeros de profesión le nominan por su rol secundario en la agobiante Homicidio en primer grado (1995). Al año siguiente dirigirá Pasión oculta, un telefilm con dos pedazos de actrices, Helen Mirren y su esposa desde 1988, Kyra Sedgwick, con la que tiene dos hijos.
Vuelve a trabajar con Levison en Sleepers (1996), que trata el peliagudo tema del abuso sexual de menores, tema que curiosamente revisita años más tarde a las órdenes de Clint Eastwood como víctima en la dura Mystic River (2003), y, ‘again’, pero como verdugo recién salido de prisión en El leñador (2004), donde coincide nuevamente con su esposa Sedgwick. En estos títulos Bacon exhibe su faceta más atormentada. Si El último escalón (David Koepp, 1999) era un apañado thriller espectral, resulta muy decepcionante otra incursión al fantástico, El hombre sin sombra (2000), al holandés Paul Verhoeven se le iba “la pinza” a la hora de contar la clásica historia del hombre invisible.
Con Loverboy (2005) no sólo volvía a la dirección, sino que actuaba, daba un papel protagonista a Sedgwyck, y encargaba la música a su hermano Michael Bacon. Pero esta mirada a la sobreprotección de una madre no está bien cuajada. También dirigirá varios episodios de The Closer, serie televisiva protagonizada por su esposa. En los últimos años su mejor interpretación la ha hecho a las órdenes de Alison Eastwood, hija del gran Clint, en Raíles y lazos (2007), donde era un tipo con su esposa enferma de cáncer que encima tiene parte, por su trabajo, en un accidente ferroviario. Y como no le supone ningún problema pasar de principal a secundario, al año siguiente asume un buen papel menor en el potente drama El desafío. Frost contra Nixon (2008). También conviene destacar su protagonismo en el telefilm de HBO Taking Chance, basado en hechos reales, donde es un militar que debe acompañar al cadáver de un soldado caído en Irak. Aunque selectivo en sus trabajos, no hace ascos a propuestas más comerciales como su villano de X-Men: Primera generación, uno de sus últimos filmes.
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