
Forest Whitaker
62 añosPremios: 1 Oscar (más 2 premios) Ver más
Un tipo grande
Altura imponente, más de metro noventa, y aspecto de bondad desarmante, acentuado por su ojo vago. Sencillo a la hora de explicarse, nadie diría que Forest Whitaker es capaz de transformarse en un tipo tan cruel y sanguinario como el dictador ugandés Idi Amín, su papel en El último rey de Escocia, que le ha dado el Oscar.
El actor nació en Longview, Texas, en 1961, en el seno de una familia de clase media. Hijo de una novelista y una maestra, es el segundo de cuatro hermanos. Su físico, parecía encaminarle a los deportes, y de hecho optó a becas para jugar al fútbol americano. Pero él se inclinó más por la música, que estudió en la USC, la Universidad del Sur de California, preparándose para tenor. Estas dos inclinaciones le servirían para su salto a la pantalla, pues encarnó a un futbolista en Aquel excitante curso (1982) y fue el gran genio del jazz Charlie Parker para Clint Eastwood en Bird en 1988, papel que le valió un premio de interpretación en Cannes.
Pero en sus primeros tiempos, Whitaker fue haciendo apariciones en televisión, en series como Canción triste de Hill Street, Cuentos asombros y Norte y Sur. Hasta que le llegó una buena oportunidad en la pantalla grande como uno de esos buscavidas del billar, retratados por Martin Scorsese en El color del dinero (1985). Al año siguiente Whitaker se ‘alistaba’ a Platoon (1986), una visión muy personal de la guerra de Vietnam del polémico Oliver Stone. El actor volvería a Vietnam, por la vía del humor, acompañando a Robin Williams en Good Morning, Vietnam (1987).
El actor ha sabido trazarse una carrera donde conjuga los proyectos arriesgados, próximos al cine independiente, con los puramente comerciales. Entre los primeros destacan Johnny, el Guapo (1989), donde su personaje de médico cambia la cara a un criminal, y Juego de lágrimas (1992), de Neil Jordan, donde humaniza hasta extremos insospechados su personaje de militar secuestrado por el IRA. Entre los trabajos de estudio, hay sitio para el thriller (Dobles parejas (1992)), la acción (Volar por los aires (1994)), la ciencia ficción aparatosa (Species (1995)) y la comedia sobrenatural (Phenomenon (1996)). Whitaker voló, pero no por los aires sino en alas del amor mientras rodaba Volar por los aires. Allí conoció a su mujer, Keisha Nash, con la que tiene cuatro hijos; dos son de la pareja, y cada uno aporta un hijo de relaciones previas.
Trabajar en una de esas películas corales de Robert Altman tenía mucho atractivo, pero Prêt-à-porter (1994) fue un fiasco. Mejor resultado dio su colaboración con Wayne Wang y Paul Auster en Smoke (1995) donde él daba vida a un padre manco que dejó a su hijo, y que regenta una gasolinera en medio de ninguna parte; su personaje transmitía una tristeza indefinible, sobre todo cuando el chico iba a verle y no daba a conocer quién era. Y muy singular fue su personaje de lacónico samurái afroamericano en Ghost Dog. El camino del samurái (1999), de un cineasta emblemático del cine ‘indie’, Jim Jarmusch.
Que Whitaker era un hombre inquieto lo demostró su decisión de probar suerte detrás de la cámara. En 1993 hizo un telefilm, Atrapados por la violencia, pero cuando llamó más la atención fue cuando se supo que iba a dirigir a la cantante Whitney Houston en la comedia romántica Esperando un respiro, donde Terry McMillan adaptaba su propia novela. Eran los tiempos en que la cantante, tras hacer El guardaespaldas, trataba de labrarse una carrera como actriz, profesión en la que la verdad sea dicha, no se lució mucho. Tampoco brillaba demasiado la dirección de Whitaker, que volvió a probar suerte con Sandra Bullock en Siempre queda el amor (1998), título voluntarioso pero algo blandito. Su última incursión directorial, Una hija diferente (2004), sobre la retoño adolescente del presidente de Estados Unidos, adolecía del mismo defecto. Desde luego, si Whitaker toma riesgos en su carrera como actor, no puede decirse lo mismo sobre el capítulo de dirigir.
Iniciado el tercer milenio, Whitaker siguió sumándose a filmes con tirón comercial. Al menos en teoría, pues la ciencióloga Campo de batalla: la Tierra (2000) fue un desastre total, gran cabezonería de John Travolta. Acertó más en las vibrantes La habitación del pánico (2002), de David Fincher, y Última llamada (2002). Más tarde atendió la llamada de Abel Ferrara para encarnar a un presentador televisivo con problemas matrimoniales en Mary (2005), curiosa e interesante película sobre un director que ha rodado una película sobre Cristo.
Estamos sin duda ante un trabajador nato, que encadena proyectos sin parar, y hasta tiene tiempo para volver a la televisión con la atractiva serie policial The Shield. Le gustan los desafíos a Whitaker, y allí está para demostrarlo el viaje que hizo a Uganda para presentar El último rey de Escocia, un film que nunca se sabe que reacciones podía producir en ese país, y del que se convirtió en embajador excepcional con éxito.
Premios
Ganador de 1 premio
- Actor principal El último rey de Escocia
Ganador de 1 premio
- Actor principal Bird